Gavi, una máquina de batir marcas

Juega sin cordones, gana siempre los balones divididos y se las tiene tiesas con el grandullón de la clase. Gran retrato psicológico captado en el chorreo de fútbol de antier con la imagen rescatada de David plantándole cara a Goliath y sin honda por medio. En el papel de David, el palaciego Gavi da la cara ante el Goliath costarricense Watson y es que no sólo no se arruga, sino que va siempre al frente a bayoneta calada. Un portento.

Es esta imagen como un revival de aquello de Luis del Sol blandiendo el banderín de córner para defenderse de un ataque multitudinario de gigantes de Vasco de Gama una noche de verano de 1959. Ya dije hace unos días que este Gavi es como un sosias de Del Sol por su garra, por estajanovismo y porque se entretiene en ponerla en un palo de volea y con el empeine exterior. Un tiro con tres dedos que se convirtió en el más bonito de los siete goles que les endosamos a los ticos.

Jugador del partido y de muchos partidos en el futuro, Pablo Martín Páez Gavira es el talentoso más precoz de la contemporaneidad. Una máquina de batir marcas tras haberse hecho con el Trofeo Kopa en dura lid con el inglés Jude Bellingham, ¿dónde se situará el techo de este diamante? Y en este estado de cosas surge también esa especie de ejército simbiótico que ha formado con Pedri bajo el patronazgo venerable de Sergio Busquets para un centro de campo de época.

Fue Gavi en octubre del año pasado el jugador más joven en la historia de la selección con su partido ante Italia en la Liga de Naciones y ahora se ha convertido en el más joven en marcar en un Mundial tras la senda inalcanzable de Pelé en Suecia 58. Y, además, es uno de los nuestros, natural de Los Palacios, como Jesús Navas y Fabián Ruiz, lo que provoca que lo miremos con ojos de admiración con el plus del cariño por lo cercano. ¿Cuál será su techo? Quién sabe su altura.