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Tribuna libre
LA capilla de la Arena en Padua es un santuario a la pintura único en el mundo. Giotto di Bondone, representante del Trecento italiano, planteó en su interior uno de los programas religiosos más interesantes de la Historia del Arte: escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana, las virtudes y los pecados capitales: la Justicia, la Templanza, la Ira… Gracias a ellos, la pintura abandonó los presupuestos de la Edad Media para ingresar en los del Renacimiento con frescos como La Anunciación, Los Desposorios de la Virgen, La Adoración de los Reyes Magos, etc.
En este último, Giotto refleja el tema de la Navidad en el momento en que los Reyes Magos llegan al portal para adorar al Niño Jesús. La incipiente perspectiva, el volumen corpóreo de las figuras, el tratamiento de las vestiduras, la expresión de sentimientos y la sobriedad del color plantean una obra nueva para una época nueva en la que el Hombre habrá de considerarse centro del Universo.
Navidad, ciencia y arte aparecen unidos íntimamente en el fresco de la capilla paduana. La estrella de Belén, que fulgurante recorre el espacio de la composición, no es otro que el cometa Halley, visible desde la tierra cada 75 años. Posiblemente Giotto lo contempló en 1301 reflejándolo en su Adoración de los Reyes Magos unos años más tarde.
Las referencias históricas sobre la aparición de Halley son muy curiosas. Desde las crónicas chinas de 1059 a. C., pasando por el tapiz de Bayeux confeccionado en el siglo XI durante la invasión normanda de Inglaterra, hasta los años de la Belle Époque, en que escritores y artistas no dudaron en incorporarlo a sus obras. Su aparición en 1910 creó un gran revuelo en la sociedad europea del momento y sirvió de inspiración a intelectuales como José Bergamín, Jaroslav Sheifert, Franz Kafka, Elías Canetti o Rafael Alberti, quien lo vio en su infancia desde la Bahía de Cádiz inspirándole años más tarde unos versos de Marinero en tierra: "Ya era lo que no era/ cuando apareció el cometa. /Del mar de Cádiz, Sofía, / saltaba su cabellera. / ¡Ay quién se la peinaría!..." Alberti vio el cometa nuevamente desde Tenerife en 1986 a los 84 años de edad, afirmando humorísticamente en una de sus lecturas de Retornos del cometa Halley que "volvería en su próxima aparición de 2061 entre su halo de fuego y el hielo plateado de su cabellera resplandeciente"…
Aunque la mayoría de los científicos están de acuerdo en no hacer coincidir la aparición del cometa Halley con la Estrella de Belén, sí es cierto que su forma de cabellera fulgurante se utiliza en los nacimientos de casi todo el mundo.
La Agencia Espacial Europea lanzó una sonda en 1986 para el estudio del cometa Halley, a la que denominó Giotto en memoria de esta entrañable Adoración de los Reyes Magos.
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