yo te digo mi verdad
Manuel Muñoz Fossati
Mejor, como en Macondo
¿Por qué?... ¿Por qué nadie esta dispuesto a hablar con claridad? ¿Por qué nadie lo dice?: ¡Sin riqueza!... ¡sin el dinero que solo la riqueza puede proporcionar, no se puede hacer casi nada! Y menos aún, mantener lo que adquirimos cuando tanto parecía que teníamos. ¿Por qué no dicen nada de esto los que tienen la obligación de decir estas cosas?. Con tanto ocultarlo, lo que parece es que, para muchos de ellos, lo único que interesa es seguir para adelante como sea y al precio que sea, aunque todo se caiga, si con ello se mantiene a salvo esa especie de Arca de Noé donde solo ellos tienen acomodo. Con tanto ocultarlo, lo que parece es que para esa gente, lo único que importa es seguir diciendo que aquí no se recorta, aunque lo que de verdad esté pasando es que aquí cada vez hay menos de todo y empieza a escasear lo básico. Con tanto ocultarlo lo que parece es que para esa gente, la cosa es aguantar mientras que el diluvio de la pobreza continua ahogando las voces de los que padecen y mientras que siga a flote la Nave en la que ellos habitan. Alguien debería denunciarlo y decirlo a voces y muchos los que tendríamos que aprenderlo y tomar nota: ¡sin riqueza, sin crear nuevas oportunidades, sin trabajar, sin empresas, no podremos mantener la sanidad que tenemos, ni hacer las nuevas cosas que deberíamos hacer!. Seamos claros: ¡sin riqueza, no abriremos el hospital de Vejer, ni San Fernando tendrá el suyo, ni el Puerta del Mar podrá hacer su recorrido, ni nada de la sanidad que conocemos se mantendrá mas que en nuestro recuerdo.
Pero nadie lo dice y los que deberían decirlo prefieren callar ofreciendo su permanente canto de sirena con la misma canción de siempre. ¡Oídla!. Es la misma canción todo el tiempo. ¡Oídla!. Es una cancamusa que solo dice -una y otra vez- que en sanidad "no se harán recortes" mientras todo está peor y que "el dinero que se necesita saldrá de otro sitio", de un sitio que nunca dicen dónde está, haciéndonos pensar que es como si hubiese algún sitio donde creciesen verdes bosques con billetes en vez de hojas y que solo ellos conocen. Mirad con atención!, es el mismo sitio de donde dicen que se han de sacar los recursos para las pensiones, para la educación, para la dependencia, para todo. Pero, ¡observarlo bien!, es el mismo sitio del que desde hace años se espera la llegada de la solución que nunca llega y que si continúa así terminará convirtiéndose en el mismo sitio y en la misma solución de la vieja película de Bienvenido, Mister Marshall, con la diferencia de que aquellos nunca construyeron una farsa sino tan solo una humilde e ingenua ilusión de honesta esperanza para el espectador al que le gusta el cine.
¡Ya está bien de engaños!. ¡Ya está bien de mentiras o de medias mentiras!. Es necesario que se digan las cosas claras y se pongan en la mesa todas las cartas de la baraja, sin guardar ningún as en la manga y dejando de jugar siempre a lo mismo: al mentiroso. Es necesario que se empiece a hablar con seriedad y se diga de una vez lo que hay que decir: en Vejer y en San Fernando, no habrá ningún hospital si no nos ponemos todos a generar riqueza nueva, si no somos capaces de crecer y si no sabemos encontrar la forma de construir nuevas oportunidades con las que se puedan financiar esos hospitales y mantener el resto de los centros de la provincia que, cada día, ven más cerca el precipicio. Así de clara y así de transparente es para nosotros la realidad de la sanidad gaditana, una realidad que conocemos bastante bien y un realidad que hemos tratado de combatir ofreciendo lo único que podíamos ofrecer: nuestra disposición para sumar fuerzas, a cambio de algo tan básico como es la posibilidad de crear nuevas riquezas para financiar la inversión y hacer sostenible la solución. Por eso hablábamos de una solución definitiva para el hospital de San Fernando y por eso podemos hablar de un nuevo enfoque para el hospital de Vejer, sin que nadie nos confunda afirmando que de esas ofertas están llenas las mesas de los gobernantes, pues sabemos que en las mesas de unos y en las de los otros solo descansan las dudas y los miedos de quienes aún no se atreven a sumar, pensando que es mejor liquidar, al precio que sea, esos terrenos y esos recursos que nunca deberían destinarse a pagar la nómina de la decadencia y la fiesta de la frivolidad, como ha empezado a hacerse, sino a propiciar un futuro y una esperanza que ya tiene menos posibilidades que al comienzo. Por eso no deberíamos de retrasarnos más. Es necesario decirlo de una vez y ponernos en marcha: "nadie tiene dinero para salir de esta situación". No lo tiene el Estado, ni la Junta de Andalucía, ni los ayuntamientos, ni nosotros tampoco, ni nadie.
El dinero que se necesita solo está en la creación de riqueza nueva y para ello -para crear nueva riqueza-, si podemos tener algo que puede ayudarnos a buscar la salida: la profunda convicción de que si entre todos creamos nuevas fuentes de riqueza, podemos empezar a soñar de nuevo.
Un sueño al que los especialistas llaman crecimiento del PIB y que nosotros llamamos inversión, trabajo y eficiencia, frente a la indolencia testaruda del engaño, que hasta ahora solo ha sido capaz de encontrar dinero viejo para sus proyectos, destruyendo el trabajo y el compromiso de los cada vez menos trabajadores y empresas de nuestra sociedad y que ahora tratará de encontrarlo dilapidando los bienes que les habíamos confiado para todo lo contrario.
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