Fernando Mosig / Historiador

Joaquín Quijano. In memoriam

tribuna libre

10 de octubre 2012 - 01:00

APENADO por la noticia del fallecimiento de Joaquín Quijano Párraga, quisiera expresar a través de estas apresuradas líneas mis condolencias a toda la familia, así como a sus amigos y allegados. Joaquín ha sido durante su larga y fructífera vida un hombre bueno y cordial, un esposo y un padre abnegado y ejemplar, un caballero educado en la fe y en los valores (mejor, en las virtudes) de nuestros mayores.

Pasará a la historia de San Fernando, sin duda, como un enamorado de las cosas de nuestra tierra, lo que puso de manifiesto sobradamente en sus apreciables publicaciones (Evocación de un siglo, que ya es un clásico de la historiografía isleña) y en sus numerosas colaboraciones en la prensa local, escritas con magnánimo afán divulgador, siempre ilustradas con escogidas fotografías del archivo familiar; esas colaboraciones que yo buscaba con regularidad y leía con curiosidad desde muy jovencito, de las que tanto aprendí, y que ya entonces me permitieron entrever el fascinante pasado de mi tierra, inclinándome hacia su estudio e investigación.

Y pasará también a la historia isleña como el fiel custodio del legado cultural de quienes le precedieron, a través de esa admirable y valiosísima memoria gráfica local que es el archivo fotográfico "Quijano". Esa fuente histórica de primer orden, útil y fértil, que siempre proyecta rayos de luz sobre las brumas de nuestro pasado, sobre ese vasto proceso vital que es la Historia.

Con Joaquín se nos ha ido, en definitiva, otro baluarte, otro testigo más de aquella antigua Isla de San Fernando de nuestros padres y abuelos. Esa Isla de arquitectura armoniosa, de empaque naval y fabril, de procesiones y desfiles, rodeada de huertas y salinas; sin bloques de pisos, entidades de crédito ni grandes superficies comerciales.

Esa Isla tal vez gravada con demasiados contrastes sociales, a la que también se podrían hacer no pocos acerbos reproches, aunque no sea ahora el momento. Una Isla que llegamos a conocer o, al menos, a vislumbrar, y que gracias a las fotografías del archivo "Quijano" permanecerá eterna e inmutable, formando parte de nuestras vidas.

Debo decir en justicia que siempre fue conmigo muy amable y generoso, facilitándome sin dudarlo cuantas instantáneas del archivo le solicitaba para mis investigaciones y publicaciones. Por eso, para mi fue un honor y una satisfacción hacer la glosa de la familia -ante su presencia- en el homenaje que se organizó muy acertadamente hace ahora justo un año. Razón por la que agradezco hoy, todavía más, a sus promotores que pensaran en mí para ello, dándome así la oportunidad de manifestarle públicamente a Joaquín mi gratitud y, a través de mí mismo, el reconocimiento de toda su amada ciudad.

Descanse en paz.

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