Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El nacionalismo y la religión son las dos grandes calamidades de la historia de la Humanidad, las dos ideas que han provocado más muertes en el mundo, pensar que el dios de uno es el verdadero, el resto son herejes a los que hay que quemar o matar a machetazos es tan cruel como pensar que por haber nacido en determinado lugar se es mejor que otro que ha nacido en otro sitio, según el RH o el número de apellidos que tenga cada cual. La rémora del Islam con respecto al cristianismo es que le faltan 600 años, necesitan que llegue la Ilustración, como llegó esa idea a Occidente, para que la religión poco a poco se recluya en las casas y en los templos. Nunca jamás en la historia un ateo mató por sus ideas, quizás porque el único estado declarado oficialmente ateo fue la Albania de Enver Hoxa, donde el comunismo, otra religión, fracasó como lo hizo en la URSS, en Cuba o en Corea, por decir algunos países. El loco furioso que mató a un sacristán en Algeciras, como es obvio, no representa a todos los musulmanes, como los soldados israelíes no representan a todos los judíos ni Putin a todos los rusos, por más crímenes que cometan unos u otros. El fanatismo es una enfermedad de la conducta humana que se ha servido de la creencia que una religión es superior al resto o que una nación es mejor que las demás. La historia está llena de crímenes cometidos por ambas ideas. Hasta que no aprendamos a convivir con los que son diferentes a nosotros ocurrirá lo que pasó en Algeciras o lo que hizo el catolicismo a lo largo de la historia, pasará lo que pasó en los Balcanes, un genocidio en nuestras narices. La religión quiere hacerse dueña del espacio público y decirnos que una mujer no puede decidir sobre su cuerpo ni una persona cuándo quiere acabar con su vida porque no soporta más sufrimiento, según la Iglesia la vida es un don divino y solo dios (con minúscula, hay muchos) puede decidir, motivo por el cual la Iglesia Católica pretende imponernos al conjunto de la sociedad sus puntos de vista, como ese asesino musulmán piensa que Alá es grande y Mahoma es su profeta, motivo por el que va a matar a todo el que no profese sus puntos de vista. Años de convivencia pacífica saltan por los aires por un descerebrado fanatizado, como los del 11M, los de Cambrils y otros que no quieren que ideas distintas convivan en paz sobra la base del respeto a las ideas ajenas. Se llama laicismo, Occidente lleva más de 200 años intentando que la Razón, con mayúscula, impere en la sociedad. En el camino nos encontramos algunos Yasin Kanza que excitan a fanáticos de uno y otro lado, con la pobre víctima que no hacía otra cosa que practicar su religión en paz, como hacen millones de musulmanes en todo el mundo.
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