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DE entre los escultores activos en el territorio de la actual provincia de Cádiz a finales del siglo XVII y principios del XVIII, el flamenco Pedro Relingh ocupa un lugar relevante. Aunque afincado en Sanlúcar de Barrameda, de él nos han llegado destacados trabajos que no sólo se limitan a aquella ciudad, pues se extienden asimismo a otras localidades vecinas. Un ejemplo significativo es el grupo procesional del Nazareno y la Dolorosa titulares de la cofradía gaditana de Afligidos.
La reveladora fama que llegaría a alcanzar en su propia época y el hecho de haber sido protagonista de varios estudios monográficos no han posibilitado todavía un profundo conocimiento de su vida y su obra. La triste desaparición del archivo de protocolos notariales sanluqueño ha dificultado avances sobre ambos aspectos de su figura. No obstante, deben destacarse, en primer lugar, las investigaciones de Alejandro Zambrano, quien en 1956 realizó un primer acercamiento a su personalidad artística, aportando todos los datos biográficos que hasta hoy día se conocían sobre él1. Por otro lado, en las últimas décadas ha sido José Miguel Sánchez Peña el principal estudioso de este imaginero, cuya técnica y estilo ha analizado, proponiendo una serie de acertadas atribuciones que han venido a ampliar su escueto catálogo de obras2. Entre ellas se encontraba la hoy documentada imagen del Cristo de la Humildad y Paciencia de la Parroquia de la O de Sanlúcar, que ha sido hace poco identificada como suya por el profesor Fernando Cruz Isidoro3.
En lo que a la vida de Relingh se refiere, la escasez de noticias sobre sus primeros años sanluqueños y unos planteamientos discutibles llevaron a suponer una estancia previa en Inglaterra, tomando como justificante el encargo al artista del retablo mayor de la capilla de San Jorge de Sanlúcar por parte de la colonia inglesa radicada en esta población. Esta teoría, sugerida por Zambrano, ha sido desarrollada por Gregorio Sánchez Alonso y Juan Manuel Ruiz García en su libro dedicado a la talla del Nazareno de Rota, una controvertida atribución al escultor4.
El descubrimiento de su expediente matrimonial permite descartar esta pretendida procedencia y precisar el momento de su llegada a España. Este documento se fecha el 1 de Abril de 1696, semanas antes del enlace con Isabel María de Melo, llevado a cabo el 23 del mismo mes y año5. En él, el propio escultor afirma, como ya se sabía, ser "natural de la ciudad de Bello obispado de Rusmunda en Flandes". Sin embargo, se precisa que residió en su tierra natal hasta los 14 años, edad con la que llegó a Sanlúcar, donde había vivido hasta entonces "sin haber hecho ausencia notable". Concluye la declaración apuntando que contaba en ese momento con 20 años, un dato de gran interés que nos llevaría a situar su nacimiento en torno a 1676. Llama la atención, sin embargo, que esta información no concuerde con la de la supuesta partida de bautismo que aportó Alejandro Zambrano, fechada en 1667.
Tenemos otros testimonios que ratifican lo defendido por Relingh, ya que junto a él en el expediente declaran a su favor dos testigos: Cornelio Grencio y Maximiliano Copenns, mercaderes originarios de la misma localidad holandesa que Relingh y vecinos por aquel tiempo de la sanluqueña calle Bolsa. Juraron conocer al escultor desde que nació, lo cual hace suponer su venida con ellos a España.
Por tanto, a partir de todo lo anterior, tendríamos a un adolescente llegado a tierras gaditanas, hipotéticamente, hacia 1690 y que, en cualquier caso, no contaría con la edad suficiente para tener una completa formación artística. Por ello, debemos concluir, tal y como reflejan sus propias obras, que debió aprender los oficios de imaginero y tallista con maestros de la zona. De aquellos años podemos mencionar a los sevillanos Francisco Antonio de Soto en Jerez y Alonso de Morales e Ignacio López en El Puerto. Estos dos últimos, retablista y escultor respectivamente, que rescatamos del olvido en fechas recientes6, son claros ejemplos de la difusión de las formas de Bernardo Simón de Pineda y Pedro Roldán en la comarca; una estética de la que es partícipe el propio Relingh. De todas formas, ya han sido señalados nombres como el del arquitecto de retablos afincado en Cádiz Juan González de Herrera por Sánchez Peña o el del también ensamblador hispalense Juan de Santa María Navarro por el profesor Francisco J. Herrera García7. Y, desde luego, fue Navarro el maestro con el que con mayor probabilidad pudo entrar en contacto, ya que lo encontramos entonces en Sanlúcar, donde se instaló sobre 1687, según su propio expediente matrimonial, que también hemos localizado y que se redactó el 6 de diciembre de 16898.
En definitiva, aspectos que se descartan, cuestiones que se cierran y nuevas incógnitas que se abren en el estudio de una figura tan sugestiva como oscura.
1ZAMBRANO, A.: "Un escultor flamenco del siglo XVII", Revista Albricias, Año IV, Sanlúcar de Bda., 1956.
2SÁNCHEZ PEÑA, J. M.: "Nuevas Aportaciones a la obra del escultor Peter Relingh", Anales de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, n° 4, Cádiz, 1986, pp. 49-53. Del mismo autor: Peter Relingh, escultor y arquitecto de retablos, Cádiz, 2003.
3CRUZ ISIDORO, F.: La Real Hermandad de las Angustias: estudio histórico y del patrimonio artístico. Sanlúcar de Bda., 2005, p. 137.
4SÁNCHEZ ALONSO, G. y RUIZ GARCÍA, J. M.: Rota y su Nazareno: la obra roteña de un escultor flamenco: Pedro Relins (1667-1728), Rota, 2001.
5Archivo General del Arzobispado de Sevilla (AGAS), expedientes matrimoniales, legajo 2432, nº 130.
6MORENO ARANA, J. M.: "La difusión del barroquismo sevillano en El Puerto y su entorno: Ignacio López y Alonso de Morales", Revista de Historia de El Puerto, nº 37, El Puerto, 2006, pp. 47-80. Del mismo autor.: "El imaginero Ignacio López y la orden dominica", Diario de Jerez, 25 de Marzo de 2009.
7HERRERA GARCÍA, F. J.: "La familia Navarro y la expansión del retablo de estípites en Andalucía Occidental", Nuevas Perspectivas críticas sobre historia de la escultura sevillana, Sevilla, 2007, p. 53.
8 AGAS, expedientes matrimoniales, legajo 1138, nº 385.
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