Oportunidad para Palestina

Nada hay de antisemitismo en quienes nos horrorizamos con las imágenes de cuerpos quemados y niños llorando

28 de mayo 2024 - 00:30

Alos que sacan a relucir que Israel es un Estado democrático no comparable con la mayoría de los países musulmanes que lo rodean, para rechazar las merecidas críticas que su salvaje ataque en Gaza está suscitando, basta recordarles que no es al Estado ni al pueblo judío, ni mucho menos su religión lo que se condena, sino la simple actuación de un Gobierno presidido por Netanyahu. Habría que ver cómo reaccionarían estos adalides si por aquí se intentara defender las controvertidas y odiadas acciones de Pedro Sánchez con el similar y evidente argumento de que España es una democracia.

Nada hay de antisemitismo ni mucho menos de pro islamismo, ni siquiera de anti israelismo, en quienes nos horrorizamos con las imágenes de cuerpos quemados y niños llorando, como antes nos estremecimos con las que nos mostraban los crímenes de los terroristas de Hamás. Algunos se afanan en recordarnos la falta de derechos de las mujeres en los países en los que la ley islámica es la única admitida como si considerar inadmisible la muerte de un niño, imposible terrorista, supusiera una profesión de fe a favor del Corán. Convierten, no diría que inconscientemente, una matanza en un debate sobre la bondad de las religiones.

El Gobierno israelí asocia el taconeo flamenco con los disparos terroristas (por cierto sin que ningún miembro de la Junta, tan sensible en otros casos, se llame a insulto contra nuestras esencias), y compara de manera inaudita a la España actual con la felizmente fenecida de la Inquisición, y todavía algunos aquí aprovechan para recordar los supuestos males que nos está trayendo la inmigración de magrebíes seguidores de la fe de Mahoma.

Una de las cosas más terribles es ver cómo ni siquiera este inmenso sufrimiento de seres humanos concentrado en un diminuto, débil y pobre rincón del planeta pone de acuerdo a nuestras fuerzas políticas, enfrascadas en la interminable campaña electoral que llevamos y que ahora el PP propone que se prolongue con nuevas elecciones generales en verano.

Por aquello del enemigo y el agua, los populares no se han avenido a apoyar lo que siempre han apoyado, es decir, el reconocimiento del Estado palestino, negando una vez más el líquido elemento a Sánchez. Alegan razones de “oportunidad” cuando precisamente de lo que nunca ha andado sobrado el sufrido pueblo palestino es de oportunidades.

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