yo te digo mi verdad
Manuel Muñoz Fossati
Mejor, como en Macondo
Su propio afán
Una No esperaba tanto pin, pan, pun a mi artículo de ayer sobre el pin parental. Me parecía hasta demasiado fácil. Lo que se le ha escapado a Clara Serra (de Podemos) ha sido tan bestia y tan contrario a derecho natural y positivo que me pregunté si yo no estaría siendo redundante al destacar su gravedad. ¡Pero si dijo que la educación pública está para proteger a los niños de sus padres! ¿No resultaba evidente, por tanto, que las cosas son exactamente al revés y que el pin parental, además de defender el deber de educar de los padres y el derecho de los niños, también protege a la enseñanza pública -que tiene que ser de todos y para todos- de un uso partidista o ideológico?
El pin, pan, pun ha resultado ilustrativo, sin embargo. Porque se siguen retratando sin querer. Casi todos dan por sentado que el pin parental se usará contra el adoctrinamiento progre. Eso no se dice en ningún sitio, en realidad. Incluso, como están hablando de ponerlo en una comunidad gobernada por el PP y C's con el apoyo de Vox, parecería que amparará más a los padres de izquierdas de cualquier tentación adoctrinadora del poder. Esa actitud defensiva (y ofensiva) de la izquierda, ¿no es una involuntaria confesión de parte de que un sesgo existe?
Un lector razonable e inquieto me pregunta por algo serio que no toqué en mi artículo de ayer: «¿No empobrecerá el pin parental el debate en la escuela y la comprensión del mundo de los alumnos?» Las materias para abordar la complejidad del alma humana, de la sociedad y la vida son la Literatura, la Filosofía, la Historia, etc., que están fuera de toda cuestión. El pin afecta sólo a charlas y actividades ideológicas.
Además, cada profesor, dando su materia, tendrá su espíritu, como es lógico; y los alumnos, a los que no se les escapa nada, se lo verán, lo entenderán, lo discutirán y lo aceptarán, o no, como ha ocurrido siempre. Luego está el intercambio de ideas entre compañeros, quizá espoleado por la curiosidad por lo prohibido. Fuera de la escuela, ya ni hablamos: estamos en una sociedad donde las series, las canciones, la publicidad y hasta el deporte vienen ideologizados de fábrica. La posibilidad de unas familias estancas, ajenas a la influencia del mundo, es pura ciencia ficción. Con el pin parental apenas se pretende salvaguardar la libertad y la responsabilidad educativa de los padres de las Claras Serras de guardia. No es para ponerse así.
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