Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
EL ALAMBIQUE
TODO el que me conoce comprenderá que al escribir sobre la Policía local de El Puerto lo hago con conocimiento de causa. O algo así. En una ocasión manifesté en público que el cuerpo de Policía Local era distinto a los demás al tener diferentes cometidos, y nunca será auxiliar a ninguno de ellos. Esto molestó a más de un mando de la Nacional.
La Policía Local tiene como principal cometido hacer cumplir los decretos de Alcaldía, ayudar y orientar al ciudadano que requiera sus servicios y, llegado el caso, impedir la comisión de un delito. Servicios que deben ser prestados con diligencia, educación, compostura y siempre intentando alejar la imagen de ser un cuerpo represivo. Últimamente vienen apareciendo en los medios de comunicación noticias contradictorias y nada agradables sobre cuestiones que afectan a los policías de El Puerto. Desconociendo la situación concreta de lo que puede estar pasando en su interior, no voy a inclinar mi opinión a favor de los sindicatos policiales ni a favor de los mandos políticos. Solamente reclamar la atención de ambos en beneficio del ciudadano y en el respeto al principio de autoridad; la de los agentes en la calle y la del alcalde como jefe máximo. Es cierto que los agentes al cumplir con su cometido son diana de muchas críticas: o se les reprocha su ausencia cuando son requeridos o su presencia cuando cometemos alguna infracción. ¡Cientos de vehículos estorbando y sólo se fijan en el mío!
Sin pretender dar lecciones a ninguna de las partes, considero que en la actual situación se impone el diálogo. El político responsable de este cuerpo deberá plantear -no imponer- sus criterios, pero oyendo sugerencias apoyadas en experiencias que él desconoce, y la plantilla en acatar las directrices políticas acoplándolas lo mejor posible a su trabajo y a los medios disponibles. La imposición por ambos lados solo lleva a un laberinto de difícil solución y al final se quiebra el principio de autoridad de ambos en perjuicio de los ciudadanos y de la mala imagen de nuestra ciudad. Diálogo, cordura y buen servicio.
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