Jaime / Rocha

Políticos y políticos

La quinta columna

02 de febrero 2013 - 01:00

SE habla de la clase política habitualmente para descalificarla y no digo yo que no haya hecho méritos para merecerlo, pero creo de justicia salvar de las descalificaciones a algunos políticos que lo están pasando muy mal porque han perdido el aprecio y el respeto de sus conciudadanos.

Existen, aunque no abunden desgraciadamente, políticos que asumen que somos nosotros, los ciudadanos, los que les elegimos, pagamos y exigimos que hagan bien su trabajo, y ponen su empeño y conocimientos al servicio de la ciudadanía. POLÍTICOS con mayúscula que en una situación tan difícil en lo económico, social y hasta moral, se salvan de la quema general por su honradez y espíritu de servicio. Sin embargo, ¿Cuál es el origen de tanto desprestigio, de tanta descalificación, de tanto descrédito? Sin lugar a dudas por los méritos de tanto político profesional, corrupto, sin formación y soberbio, que se cree el centro del Universo y solo se muestra próximo y solícito en época preelectoral, olvidando sus promesas y compromisos a las 24 horas de haber sido elegidos. Ellos son los culpables de esta situación.

Esperanzas defraudadas, un país sin liderazgo, con tasas de desempleo insoportables, y una ciudadanía haciendo colas en Caritas y otros comedores sociales, jóvenes bien preparados emigrando a otros países… y cada día un nuevo caso de corrupción. Sé que los partidos políticos, con su controlada burocracia interna, no permiten el acceso a los puestos de responsabilidad a esos POLÍTICOS honrados y eficaces que, habitualmente, se hunden en los últimos puestos del escalafón. He vivido revueltas sociales en la Europa del Este de los noventa y, hasta la más cívica y pacifica, como fue la checoslovaca, no es recomendable. No es recomendable la paralización total de un país "el tiempo que haga falta hasta que se vayan". España no puede permitírselo. Además, los españoles no somos checoslovacos, la sangre caliente latina no tiene autocontrol, y esas cosas no se sabe nunca como pueden acabar. Mi deseo, y el de muchísimos españoles, sería que esos buenos políticos hicieran una rápida, drástica y eficaz depuración de los corruptos obligándoles a restituir lo robado y exiliarse del país. No queremos verlos más.

stats