Fernando / J. Díaz /

Raúl López, un sentimiento

opinión

17 de julio 2011 - 01:00

EL verano de 2011 avanza en el seno del Cádiz con otra pretemporada enlatada, otra ración de ingredientes para soñar con un ascenso y otra llamada a la afición, la enésima, para que vuelva al Carranza.

El que ya no avanzará más como jugador del Cádiz es Raúl López, que se ve obligado a bajarse de la montaña rusa en la que se ha convertido el equipo en la última década para dejar su sitio a otros futbolistas que podrán hacerlo mejor, igual o peor, aunque ni por asomo se acercarán al sentimiento que se lleva y que deja el jerezano. Si el lince ibérico está cada vez más cerca de su extinción; el lince amarillo del Carranza es ya historia. Brillante historia.

He encajado muy mal la marcha de Raúl López. Los nuevos gestores deportivos, que se amparan en el lema sentimentalismo cero, están en su derecho porque para algo llevan el timón y ponen la pasta. Yo también estoy en el mío de lamentar el adiós del jerezano sin pararme a pensar que dentro de algunas semanas cumplirá 35 años. La sensación de quienes le vimos llegar con 17 años, acompañado de otras promesas que procedían de la poderosa cantera de Jerez, es de amarga despedida.

Se va del Cádiz un pedazo de profesional que con pundonor, corazón y entrega mejoró sus carencias técnicas. Se va uno de los defensas más difíciles de rebasar. Se va una pesadilla para rivales y árbitros -sobre todo en sus primeros años de amarillo-, y un ejemplo para sus compañeros. Se va el último representante de Jerez en el primer equipo del Cádiz. Se va uno de los conquistadores de Chapín y del corazón de miles de seguidores. Se va Raúl López, un cadista único que seguirá dando guerra donde le quieran. Suerte.

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