Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Su propio afán
LO ideal para esta noche es creer en los Reyes Magos. El inconveniente es que la fe, como enseña la Teología, es un don divino, que no depende de nuestra voluntad, salvo en pedirla. Los que creemos en los Reyes Magos somos, pues, unos afortunados que encaramos estos días con una ilusión superlativa, sobrenatural. Como lo cortés no quita lo valiente, también esperamos, por supuesto, a los reyes (digámoslos en minúscula) magos, con sus regalitos materiales. Pero a la vez le pedimos a los Reyes de Oriente de Verdad, grandes regalos espirituales. Más fe no pido, porque tengo bastante, pero sí más caridad. Y más alegría. Y más humor, como remedio.
Se diría que llevo todos los flancos cubiertos, pero no. El corazón del hombre es una máquina de deseos y los hay que escapan tanto a la buena voluntad de los reyes magos como a la poderosa intercesión de los santos Reyes Magos. Están las ambiciones que ni el cariño puede comprarnos ni competen al misterio. Una de esas ambiciones mías de medio pelo es la de ser diputado nacional, lo confieso hoy, que es el día para fantasear con imposibles. Ser representante de la soberanía nacional, contribuir a elaborar leyes justas, defender con la palabra mis ideas… me parece lo más de lo más en cuanto a vida pública se refiere. Ser ministro, presidente de Gobierno, rey constitucional… resulta poca cosa en comparación, aunque luego venga la realidad con las rebajas, y muchos parlamentarios se queden en culiparlantes atentos a la voz de su partido.
No es que esté todo el día pensando en ser diputado, pero ese viejo sueño lo ha despertado ahora la buena noticia de que la provincia de Cádiz ha recuperado un noveno puesto, que había perdido. O sea, que ahora tengo una posibilidad más. Lo cual ha despertado otro sueño, más juicioso. Si los diputados por Cádiz, nueve, se pusieran de acuerdo en defender los intereses de la provincia, qué fuerza podrían hacer. Lógico que cada cual defienda, en líneas generales, a su partido político, pero todos deberían tener una agenda común y reuniones periódicas y acciones coordinadas en beneficio de la provincia. Sabemos lo que son capaces de conseguir los grupos parlamentarios nacionalistas a base de oscilar con sus votos. Nueve diputados gaditanos concienciados en la lucha por su provincia, trabajadores, independientes y valerosos, ¡cuánto podrían hacer! Pero eso, ¿a qué rey mago habrá que pedírselo?
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