La esquina
José Aguilar
Montero, a una misión imposible
Su propio afán
TODOS tenemos mucho que reconocerle a Sánchez. Rajoy le debe su cómoda (lenta, pero eso a él le da igual), cómoda investidura, sin negociaciones punto por punto ni exigencias concretas. Cualquier otra estrategia de Sánchez, ¡cualquiera!, hubiese sido mejor para el PSOE y más estresante para el presidente. Los columnistas hemos de agradecerle el juego que nos dio con su "no es no" y sus guiños a Podemos. Y ahora ha animado una investidura que tenía mucho de procedimiento administrativo rutinario. Citó a la prensa un rato antes para explicar su postura. El suspense corría por su cuenta.
Aunque él presume de ser imprevisible (también en esto el opósito de Rajoy), ha escogido la salida más predecible, dándole otra victoria más al gallego. Ha renunciado a su acta de diputado. Es un sacrificio, porque era un jugoso y rentable sillón donde pasar bien abrigado cuatro años. De hecho, diría que su voz se quebró muy especialmente cuando glosaba la renuncia a la condición de diputado.
Optó por no ser un zombi. No ha querido seguir haciendo de muerto viviente por los pasillos del Congreso 28 días después de ser decapitado. Es como si hubiese hecho caso inmediato a Hermenegildo, un amable comentarista de mi artículo de ayer: "En vez de inventar falsas 'tradiciones' con nombre en inglés, deberíamos defender la nuestra, los Tosantos. Que se represente el Tenorio, se coman castañas y huesos de santos, se vaya a la plaza a ver los puestos, se visite los cementerios..." Pedro Sánchez ha representado su Tenorio, con la militancia socialista en el papel de doña Inés, se ha tomado la castaña caliente, se ha postulado como mártir de la causa del no y santo de sus huesos y entretelas, ha prometido que irá a la plaza y de puesto en puesto a partir del lunes, y corre el riesgo de acabar en el cementerio.
Se diría que ha asumido tanto y tan bien nuestras tradiciones que cree y confía en una resurrección, en forma de reelección en un congreso, seguida de una refundación del PSOE. Muchas "re-" (resurrección, reelección, refundación) son ésas, pero Pedro es muy de erre que erre. Antes tendrá que pasar por un período de oscuridad y silencio mediático, lo que, en estos tiempos de exposición obligatoria y marca personal, le pondrá muy difícil recuperar el terreno perdido. Pase lo que pase, hemos de agradecerle otra cosa: que nos haya librado de un zombi más en estos días de tanto Halloween.
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