desde mi cierro

Pedro G. / Tuero / Gontu66@Hotmail.com

Sonatina

08 de septiembre 2012 - 01:00

COMO en aquellos famosos versos paralelísticos en su genial "Sonatina" (Prosas profanas, 1901) de ese grandísimo poeta nicaragüense, inventor del Modernismo hispano, Rubén Darío: La princesa no ríe, la princesa no siente/ quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, /está presa en sus oros, está presa en sus tules,/La princesa está triste, la princesa está pálida/ la princesa está pálida, la princesa está triste… así, sin nombrar a nadie, cualquiera lo o la podría identificar. Grandísimo poema, de versos alejandrinos que elevan a la tradicional estructura de la sextina convencional a la cumbre sublime de los rasgos característicos del Modernismo. Las rosas, lirios, jazmines, nelumbos y dalias, conforman un mundo floral que encajen como calificativos de esa triste princesa en aquel mundo en el que Darío nos quería trasladar. Sus referencias a lugares exóticos o sus alusiones mitológicas, hacen que el lector entre en ese universo preciosista y bello que le interesa al poeta. No obstante, mi acertadísimo lector, con estos magníficos versos -repito- no deseo señalar a nadie, aunque sin querer, muchos a su vez, podrían ser reconocidos. Porque triste está cualquier españolito de a pie, sea andaluz o sea de La Isla o de Chiclana, "agriñanados", "rubalcabeños", "chavistas", "ireneos" o "saucedos". Cualquiera en este país recortado está triste, está jodido o me cago en sus muertos, digo.

Aunque no todos están afligidos, hay princesas felices que como singulares paradojas son y serán dichosas, sobre todo en ese partido que nos mal gobierna unido a "gordillos" y "valderas". Así, en la vecina y hermana Chiclana, ya hay una princesa feliz por un solo voto y otra que lo será -si el rey León no lo remedia y la callada exsenadora lo permite- también en La Isla. Dichosas y felices sean, pero ya está. Aunque la princesa está triste, mi animado lector, y vuelvo a decir que no señalo, pero, no obstante, en el poema de referencia, también hay imágenes de animales que vuelan: pavos reales y libélulas, golondrina y mariposa, halcón y cisnes o hasta una hipsipila… que dejó la crisálida. Hipsipilo vestido de blanco, que inmaduro y caprichoso dice que está triste, como esa rubeniana princesa. O esa concejal toledana de Los Yébenes, que llamada Olvido, hizo alusión a su onomástica y olvidó lo que públicamente representaba. Triste y desconsolada, aunque con su libido ya liberada, está aguantando chaparrones de todas las marcas. España carpetovetónica de cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María…, como dijo el otro insigne poeta. Porque hablando de corridas, las de toros, pues la Fiesta sí está feliz. Los espectadores y aficionados están contentos porque sin pagar un duro ya se pueden ver los toros. O aquella dulce y radiante mirada de la princesa teutona que dirige a Rajoy, convirtiendo lo del desdichado rescate como boda feliz.

Y con la última estrofa de esta melancólica "sonatina", me despido de mi afanado lector hasta la próxima vez: -Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;/ en caballo con alas hacia acá se encamina,/ en el cinto la espada y en la mano el azor,/ el feliz caballero que te adora sin verte,/ y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,/ a encenderte los labios con su beso de amor.

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