Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
El catamarán
HAN pasado ya unas semanas desde las elecciones en los Estados Unidos y el presidente electo no deja de sorprendernos. Ahora ha decidido mantener en su puesto al secretario de Defensa de Bush, el republicano Robert Gates, por algo tan sencillo como que considera que es la persona más adecuada para desempeñar esta labor. Esto, en España, es impensable. Dirían que el presidente se ha vuelto loco. ¿Se imaginan a Zapatero contando con un ministro de Aznar, que los tuvo muy buenos, por cierto? ¿O a Esperanza Aguirre con un consejero socialista de la época de Leguina? En el Gobierno andaluz no podemos poner ejemplos ni hacernos preguntas porque sólo ha gobernado el PSOE, pero podemos seguir bajando y entrar ejemplos en nuestros ayuntamientos. ¿Qué alcalde en su sano juicio ha mantenido a un concejal de otro partido al frente de una delegación? Sería un escándalo para los dos partidos. O peor aún, ¿qué alcalde mantiene a los cargos o funcionarios de confianza cuando accede al poder? Muy pocos. He conocido algunos casos, pocos, de personas que han permanecido en sus cargos de confianza viendo pasar a varios alcaldes porque lo hacían realmente bien. Pero son las excepciones. En nuestro país, por desgracia, cuando hay un cambio de gobierno se borra de un plumazo todo lo anterior, incluso aquello que es aprovechable. Una lástima. Vivimos momentos en los que no podemos permitirnos el lujo de prescindir del talento y la experiencia. El problema es que a veces se confunde la fidelidad al servicio público con la fidelidad a unas siglas. La gente válida siempre tendría que estar trabajando, independientemente de quien gobernara. Es de ilusos pensar que en esta época se busque a lo mejor que ha pasado por nuestros ministerios, consejerías, ayuntamientos, en definitiva, de nuestra sociedad, y por encima de sus ideas políticas, se les pusiera a trabajar en equipo para salir adelante. Es utópico, pero sería lo lógico. Sigamos perdiendo el tiempo alimentando orgullos partidistas. El sectarismo, no me cansaré de escribirlo, lleva a la ruina. Obama dice que los desafíos a los que nos enfrentamos hoy requieren del trabajo de demócratas y republicanos juntos. A ver si nuestra admiración por él en España la demostramos siguiendo su ejemplo. Todos.
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