La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
La tribuna
UN buen amigo me ha hecho llegar el borrador de comunicado que el PSOE, en el último momento, desestimó publicar, y en el que expresa su opinión sobre el procesamiento del ex ministro y ex presidente de la Comunidad Balear Jaume Matas. Está dirigido al Partido Popular, aunque toma la forma de carta abierta para que lo pueda leer toda la ciudadanía. Dice -decía- así:
"Con profundo pesar hemos recibido la noticia del procesamiento del que hasta hace muy poco fue miembro del Partido Popular Jaume Matas. Si la conducta irregular de cualquier afiliado a un partido produce daño, cuando el tal sujeto ha desempeñado importantes cargos y se ha convertido en una figura de referencia el quebranto originado puede rayar en el desastre. Por ello, ante estos momentos difíciles, el PSOE quiere expresar a todos los militantes y dirigentes del PP su solidaridad y su comprensión por el difícil momento por el que están pasando. Bien conocemos el paño y ya tuvimos ocasión de probar lo amarga que es esa medicina. Por ello, los compañeros del partido adversario saben que les hablamos no sólo desde el corazón, sino también desde el conocimiento de causa.
Este comunicado no sólo obedece a la pura cortesía o a la elegancia de hacer con ellos lo que antes los del PP hicieron con nosotros. Nunca olvidaremos el apoyo y ánimo que recibimos de nuestros rivales en momentos especialmente difíciles, como lo fueron la política antiterrorista y la crisis económica, por ceñirnos sólo a dos casos. Pero más allá de los gestos de caballerosidad que siempre han caracterizado a ambos partidos, queremos reflexionar sobre el problema de la corrupción, que es transversal, común, y que un día afecta a unos y otro día a otros. Esta razón nos lleva a poner a disposición del PP a nuestros expertos en estas cuestiones, con el único interés de poner fin a unos acontecimientos que perjudican por igual a ambos partidos.
Es cierto que las ideologías no son responsables de lo que hagan los sinvergüenzas que dicen acogerse a ellas. Pero es evidente que a veces no hacemos lo suficiente para alejar de nuestras estructuras a estos pájaros aprovechados. Es verdad que a cualquiera le puede tocar una quiniela, o un premio de lotería, o recibir suntuosas herencias. Lo peligroso es que les ocurra eso a nuestros propios dirigentes, y que ello suceda con una frecuencia que haga temblar las leyes estadísticas. No nos equivoquemos. Esto no le ha pasado al PP por sus ideas o sus estructuras. Esto se presenta en cualquier partido que ostente poder, porque adonde se acercan estos sujetos es a los gobiernos, y por donde merodean estos buitres es cerca de los que administran los presupuestos. Por esa razón, el PP debe tener la absoluta seguridad de que no aprovecharemos el ansia y la avaricia desmedida de uno de sus militantes para hacer electoralismo barato o hurgar en una herida que a cualquiera le puede surgir en algún momento.
Deberíamos unir nuestros esfuerzos para conseguir que estos casos no se vuelvan a dar. Ambos partidos hace tiempo que hemos perdido la inocencia, y no podemos ser tan ingenuos como para pensar que esto no se va a volver a repetir. No. Debemos cuidar nuestra imagen y no vernos como enemigos, sino como adversarios. Porque algún día perderemos el poder, y entonces todos nos daremos cuenta de la importancia que tiene el partido de la oposición: él será el que tendrá que preservar nuestros mejores logros sociales, el que mantendrá los principios de la democracia y el que, en definitiva, nos ha de dejar un país gobernable y próspero para cuando el pueblo nos vuelva a otorgar su confianza.
Un partido serio como es el nuestro no quiere ventajas. Queremos ganar el campeonato jugando contra el equipo titular de nuestros opositores, sin favores arbitrales y, sobre todo, sin que ninguno de sus jugadores haya hecho trampa. Queremos que en la limpia rivalidad de ambos partidos vea la sociedad el modelo a seguir, y que la cordialidad y la elegancia de nuestras relaciones sirvan de ejemplo de comportamiento a nuestros ciudadanos. Leales adversarios del PP: lo que os ha ocurrido con Jaume Matas no es un problema vuestro, sino también nuestro. Ánimo. La gente nos juzgará no sólo por las veces que caímos, sino también por cómo nos levantamos; no sólo por los aprovechados y sinvergüenzas que medraron inadvertidamente entre nosotros, sino también por la rapidez con la que los descubrimos y la inmediatez con que los denunciamos y echamos. Arriba los corazones. Es mucho lo que hay que hacer, y no nos debéis fallar. Con España entera nosotros solos no podemos.
Recibid todos los afiliados y simpatizantes del Partido Popular el testimonio de nuestra consideración más distinguida".
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