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Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Miras estrechas
Crónica personal
Este jueves comparece en el Supremo el ex ministro de Transportes y ex secretario general del PSOE, José Luis Ábalos, centro de la presunta trama corrupta que hoy afecta a personas muy próximas a Pedro Sánchez, y que ha desencadenado todo un culebrón político que impregna el debate político. Un debate que ha provocado que durante meses el protagonismo no estuviera en las iniciativas del Gobierno y de la oposición, sino el alcance de la trama, con derivadas que han llegado hasta La Moncloa, la familia del presidente y algunos de sus colaboradores. Con un titular preocupante para Sánchez, la imputación del fiscal general del Estado.
Alvaro García Ortiz se ha visto afectado tangencialmente porque las investigaciones periodísticas y de la UCO sobre la trama Koldo impulsaron que desde el PSOE se mirara hacia personalidades del PP para ver si se les podía encontrar algún tipo comportamiento irregular; se utilizó entonces un presunto fraude fiscal del novio de Ayuso, que trataba de negociar un acuerdo de conformidad con la fiscalía, para hacer pública su situación y contrarrestar así noticias demoledoras para el gobierno y para el PSOE.
La declaración de Ábalos hoy es la más relevante de todas las relacionadas con el llamado caso Koldo. Hasta ahora, todos los comparecientes se han guardado de cargar las tintas contra Sánchez, con excepción del comisionista Víctor de Aldama, que pidió que se le levantara la prisión preventiva a cambio de dar información al juez que investigaba la trama. Ábalos ha hecho unas declaraciones a El Mundo de las que se deduce que se va a mantener leal a su partido. Desmiente su presunta corrupción y se duele de que se haya entrado a saco en su intimidad personal. No parece que la comparecencia vaya a estar al nivel de la expectación.
Sin embargo, ha deslizado un par de frases que dan que pensar. Por ejemplo, se considera “cortafuegos” del PSOE y dice que “esto va a escalar”. Cuando el periodista le pregunta por una serie de informaciones que ha dado Aldama al juez, Ábalos responde que “la cárcel ablanda”. De la misma manera que existe la convicción de que el ex hombre fuerte del Gobierno y del PSOE no va a poner en dificultades a Pedro Sánchez ahora, esas frases podrían considerarse como un toque de atención: sabe, sabe mucho, sabe todo. Y no va a aceptar que caigan sobre él todas las responsabilidades mientras otros se van de rositas. No Sánchez, pero Santos Cerdán sí tendría motivos para sentirse intranquilo. Amigo de Koldo, es quien lo introdujo en el círculo de poder.
Está acusado Ábalos de tráfico de influencias, malversación, cohecho y pertenencia a organización criminal. Su situación es delicada, y si hoy va fuerte, podría sentir la tentación de “ablandarse” si ve que se estrecha su cerco mientras otros dirigentes del PSOE son intocables.
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