Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Lo he comentado en otras ocasiones: en la capital gaditana y su entorno de la Bahía, el Cádiz CF es algo más que un club. El fútbol de Primera era la principal distracción de esta comarca, ya que el ambiente del verano no continúa en invierno. Y, aunque se suele decir que todo el año es Carnaval, se trata de una afirmación falsa, porque sólo interesa de verdad en enero y febrero. Así que el fútbol, con el Cádiz CF, es importante. Y será una desgracia si se apalanca en la Segunda División, o vuelve a hundirse en el pozo de la Segunda B, de donde acaban de salir el Málaga y el Córdoba, dos clubs de dos ciudades andaluzas más habitadas que Cádiz. Y también el Deportivo de La Coruña, que incluso ganó títulos nacionales y disputó la Champions.
Por eso, después del mal inicio de temporada, se ha visto que lo primero que necesita el Cádiz CF es adaptarse a la categoría. Y que la gente anime más y proteste menos, pues ya no tiene remedio. Por muchos gritos que haya, Manuel Vizcaíno no va a dimitir, porque es el accionista principal. Ese ambiente hostil es una bendición para el rival. En Segunda también juegan equipos de ciudades más habitadas que Cádiz. Por ejemplo, Zaragoza es la quinta ciudad más poblada de España y tiene un estadio donde se disputará el Mundial de 2030. Ni Cádiz, ni el Cádiz CF son el ombligo del mundo, ni tampoco es el principal club de la Segunda División, ni en número de abonados, ni en estadio grande, ni en nada. Tiene una historia, pero hay que situarlo en sus límites reales.
Esta temporada afronta un gran problema. Han fichado a un entrenador, Paco López, al que le gusta el fútbol combinativo y de ataque. Es decir, justo lo contrario que practicaba el Cádiz con Álvaro Cervera y Sergio González. Pero la plantilla que ha quedado es, básicamente, la de temporadas pasadas. Estaban acostumbrados al patadón y tente tieso, y eran incapaces de dar más de cuatro pases seguidos, y si abren la defensa es un coladero, porque jugaban al cerrojazo. Se deben adaptar el entrenador y la mayoría de los futbolistas, incluidos los dos que vienen lesionados.
Lo principal en Segunda es tener casta e ilusión. Los partidos no se ganan sólo por plantilla. Se vio el sábado con los cambios. Entró Mwepu a comerse al Tenerife y revolucionó el partido. Hacen falta once así, con ganas. Y los defensas centrales que no dejen rematar a placer. Más contundencia. No se asciende con una defensa de chichinabo.
El Cádiz no ha gestionado bien el descenso. Deben asumir que no están en Primera, y que los rivales no son cojos.
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