Que alguien controle al emérito

Alto y claro

07 de abril 2025 - 03:05

Alguien lo está haciendo bastante mal en el Palacio de la Zarzuela. El emérito se empeña en actuar como un elefante en una cacharrería y pone en entredicho a su hijo.Juan Carlos no es un ciudadano normal ni puede actuar como le dé la gana, porque ello afecta a una institución como la Jefatura del Estado con la que es muy peligroso jugar. El último episodio es de traca. Desde el exilio de Abu Dabi decide presentarle una querella por injurias al lenguaraz Miguel Ángel Revilla, que no se ha visto en otra y que va a pasear su tremendo ego por las televisiones de toda España. Revilla, al parecer, ha dicho que don Juan Carlos se hizo de oro defraudando a la Hacienda española y que si no ha terminado en un banquillo ha sido porque la inviolabilidad de su cargo lo ha protegido. También se ha referido a la vida familiar poco ejemplar, por decirlo con palabras suaves, del monarca que se vio obligado a abdicar porque su corona pendía de un hilo.

Nada, por cierto, que no hayan dicho docenas de tertulianos de radio y televisión y de columnistas de periódicos diversos. Pero eso es lo de menos. Lo de más es que cuando parecía que las polémicas suscitadas por el emérito se habían calmado y Felipe podía centrarse en consolidar el cuestionado prestigio de la Monarquía, su padre ha vuelto a sacar los pies del plato y a ponerse en primera fila.En La Zarzuela es urgente que alguien con mando en plaza se dedique a controlarlo y a hacerle comprender que cuanto menos se hable de él mejor para su hijo y para la institución que representa.

A Felipe VI le ha costado mucho tiempo y esfuerzo taponar las grietas que había dejado su padre. Pero los dos deberían saber que el edificio de la Monarquía tiene todavía los cimientos débiles y que un pequeño terremoto podría causar daños irreparables. Las ondas sísmicas que lleguen desde el emirato árabe pueden tener efectos destructivos si a Juan Carlos se le deja a su aire. No vale decir que el emérito es un ciudadano privado que decide sus acciones sin contar con la Casa porque si eso fuera verdad sería un auténtico disparate. La misión fundamental del equipo que rodea a Felipe VI, y si me apuran también del propio Rey, es impedir que se dañe más a la Corona. Con insensateces como la querella contra Revilla, y no con las fotos de la Princesa en bikini en las playas de Montevideo, se hace justo lo contrario.

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