
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Alhucemas
¡Oh, Fabio!
NOS enteramos por la fachosfera de que la ministra de Defensa ha frenado el programa que el Estado Mayor estaba preparando para conmemorar el centenario del desembarco de Alhucemas, el 8 de septiembre de 1925. Al final, todo quedará en unos actos de muy bajo perfil en los que el Gobierno no tendrá ninguna participación. Ridículo error. Esta batalla fue decisiva en la pacificación del Protectorado de Marruecos, herida abierta en la España del primer tercio del siglo XX por la que se perdían vidas y recursos sin fin, con cumbres de horror y vergüenza como el desastre de Annual (que bien que se celebró en este país tan aficionado a las derrotas y la decadencia). Además, el desembarco de Alhucemas tiene una gran importancia dentro de la Historia Militar universal. Fue la primera operación anfibia con apoyo aéreo y sirvió para rehabilitar la confianza en este tipo de tácticas tras el trágico desenlace del desembarco de Galípoli durante la Gran Guerra. El Día D, con el que los Aliados iniciaron la invasión de Europa en la II Guerra Mundial, fue deudor de esta acción militar española con apoyo francés.
La excusa que, al parecer, ha puesto la ministra Robles es que quiere “evitar cualquier cosa que enfade o incomode a Marruecos”. Tal afirmación solo pone en evidencia el desconocimiento histórico de la ministra Robles, tan competente en otras materias. Con el desembarco de Alhucemas se puso fin a la rebelión nacionalista rifeña liderada por un personaje fascinante, Abd el-Krim, que era tan antiespañol como antimarroquí. Aún hoy, el Gobierno de Rabat desconfía de cualquier manifestación identitaria rifeña. Es más, esta batalla supuso la restauración de la autoridad del sultán de Marruecos, Yusef ben Hassan, sobre el Rif. La historia colonial española es demasiado compleja para mentes simples, y la ministra Robles debería saber que cuando Rabat quiere, por los intereses que sean, montar una crisis con España, no le hace falta recurrir a argumentos tan refinados como el de Alhucemas.
Llama la atención lo mucho que le cuesta a este Gobierno y a la izquierda post 15-M en general la metabolización de la Historia de España. Se niega a celebrar la operación que solucionó un problema que desangraba al país, pero entona cantos de júbilos y gasta ingentes cantidades de dinero público para celebrar la victoria de una flebitis contra un dictador anciano. Eso sí que fue una batalla.
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