Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
N o sé como terminaría, o si lo hizo el "sainete" del robo de anclas en el Coto de San José que se produjo hace unos años, parecía que aquellas anclas tenían la intención de hacer posible el volver a calar la Almadraba de Sancti-Petri y a lo mejor algunos pensaban que pudiera desarrollarse el poblado del mismo nombre con las mismas características de asentamiento que tuvo hasta los años setenta del siglo pasado.
La almadraba es un arte de pesca pasivo que intenta capturar al atún rojo en su desplazamiento hacia el mediterráneo. Parece científicamente demostrado que el atún, tanto procedente del norte de Europa como del Atlántico Sur, se concentra en el Golfo de Cádiz, durante los meses de abril a Junio buscando aguas calientes y, una vez en éstas va costeando el litoral para dirigirse al Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar, donde se produce el desove. Tan sólo se aleja de la costa si las aguas no están limpias, por eso, una de las razones que defienden los capitanes de las ultimas almadrabas en Sancti Petri, que justifica la no aparición de atunes durante los años sesenta, es la contaminación del litoral gaditano, pues en ese momento se estaba produciendo el mayor desarrollo de la industria naval en los astilleros de la bahía y la construcción de la Base Naval de Rota que originaría grandes movimientos de tierras en la costa.
En Chiclana se capturaban los atunes en la playa de la Barrosa. Hasta la segunda mitad de 1800, se utilizaban almadrabas de tiro o volante. Con este tipo de arte, el atún se "arrastraba" hasta la orilla mediante una jábega, tirada por hombres y eran éstos los que prácticamente mataban a los atunes sobre la arena de la playa y los trasladaban al interior. Estas almadrabas de tiro capturaban muchos menos atunes, ya que se necesitaba que éstos se aproximasen mucho a la línea de costa y los vientos y las mareas las hacían muy vulnerables. Los espadartes y las orcas (ballenas asesinas) que a veces venían siguiendo a los grupos de atunes, los introducían en la arena, adonde llegaban despavoridos, por eso en ocasiones se han llegado a utilizar espadartes de madera para asustar al atún y acercarlo a la playa.
En los mapas de La Barrosa, tanto españoles como franceses e ingleses, que se realizaron para la batalla del mismo nombre (1811), figuran detalladas tres construcciones muy cercanas, situadas en el centro de la playa entre la Torre del Puerco y Torre Bermeja, denominadas "Casas de las Guardas" que servirían de chancas y almacenes para las redes.
A mediados del siglo XVIII, comienzan a calarse las almadrabas de Monteleva y de Buche. Desde 1832 se cala la almadraba Punta de la Isla (también llamada de Sancti Petri) y en ese tiempo también se calaba con ese nuevo arte, procedente del levante, la almadraba en La Barrosa, siendo la única de cerco la instalada en Conil.
"El Arte de Buche consiste en un cuadrilongo de cables formado en la mar, sostenido por corchos fondeado con anclas y revestido de red. Por la parte de tierra tiene por una puerta y desde su inmediación hasta la misma tierra hay una rabera de malla, también fixa. El pescado, a su paso, es detenido por esta rabera y al querer salvarla se engolfa al sur, donde encuentra la almadraba, y al no tener mas medio de salvarse, accede por la puerta en la cual entra al buche, de donde es sacado y conducido a tierra". Esta preciosa descripción de este tipo de arte la hace Don Rafael Tomaseti, en 1837. Este sistema fue el usado por la Almadraba de Sancti Petri hasta su cierre en 1971 y aún hoy se utiliza con ligeras variantes en Cónil, Zahara, Barbate y Tarifa.
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