Cambio de sentido
Carmen Camacho
¡Oh, llama de amor propio!
Los estudiantes de la Facultad de Químicas fueron los primeros pobladores del Campus en Puerto Real de la Universidad de Cádiz. Una añeja Escuela Normal del Profesorado, la de Josefina Pascual, se trasladaría poco después, en 1985, a hacer un poco de compañía a esa Facultad preexistente en el desamparado territorio que en esos años los dos edificios pioneros ocuparon. Así pueden atestiguarlo, por ejemplo, Eduardo González Mazo, actual rector de la UCA o el reconocido periodista gaditano Juan Manuel Marqués Perales, alumnos químicos ambos y por entonces vecinos en aquellos parajes.
Magisterio, quizá no debió salir nunca de la capital, como siempre defendería Fernando Quiñones, lugar al que se le promete volver en el futuro diseño de localización universitaria. Vuelta necesaria que esta ciudad espera, ahora que se nos llevan Ingeniería. Pero es cierto que, hace más de veinticinco años, el espacio que necesitaba Educación para su crecimiento, desarrollo y transformación en la Facultad de Ciencias de la Educación que hoy es, hubiera sido imposible de otra manera.
Profesores, PAS, alumnado… de mudanza y experiencias. Una gran parte de la comunidad educativa se vio forzada a trasladarse, y a practicar el campo a través para comer decentemente en el único comedor universitario que funcionaba, el de la Facultad de Ciencias. Muchos platos de papas con chocos, naranjas y cuñas de crema para el postre, nos sirvieron de alimento en aquellas fechas, y muchos recuerdos en nuestras mochilas que nos hicieron madurar a todos estudiantes y a la Universidad gaditana en ese balbuceante espacio casi carente de servicios y comunicación.
Ricardo Chamorro organizaba la Biblioteca, hoy es el director de Bibliotecas y Archivos de toda la UCA; José María Gutiérrez, primer director de la Escuela en Puerto Real, formó equipo con Adolfo González y Jorge Paz Pasamar, que hoy están jubilados, y en la Facultad de Ciencias de la Educación hay decano y decanato; los representantes de alumnos Ana Moscoso y Juan Antonio Pérez ya pensaban en lo que sería la DAUC, y las orlas que hacía Jesús Micó empezarían pronto a colgar de las paredes. La primera promoción que terminaba su diplomatura en Profesorado de EGB en el nuevo campus, solicitaba el título en 1988. Marchaban con esa promoción las primeras aves de paso de aquel campus.
Y esas aves no olvidan su paso mientras los recuerdos permanecen y se celebran. Ahora y hoy, que la educación como derecho está tan en entredicho y en peligro, que el reconocimiento al profesorado grita por su ausencia, que la necesidad de consideración es manifiesta, ahora que las plantillas se reducen, que la ratio sube y los sueldos bajan, que equivocadamente se confunde a la ciudadanía utilizando al antojo de cada cual el término de calidad… ahora que más que nunca, porque la educación es un principio y un derecho básico; aquellos primeros profesores del 'nuevo Campus' se disponen a recordar en sus bodas de plata sus vivencias.
Y con esta celebración se actualizan los años de trabajo, de satisfacciones, de sudores y de lágrimas que llevan dedicados a la profesión de la enseñanza. Una labor de las más grandes y hermosas que pueden existir para contribuir a la evolución de la humanidad. Una vocación y una dedicación que conlleva entregarse a la educación de los vulnerables pequeños, los niños y niñas que serán el presente de este incierto futuro que amenaza.
Maestros y maestras que se han encontrado con las mayores transformaciones inimaginables y para las que no estaban preparados, cambios imparables que nos ha deparado este siglo XXI. Docentes que han demostrado con su esfuerzo y valía, a través del reciclaje y esa formación permanente, que una escuela para todos y para todas es posible. Profesionales que han pasado de la tiza a la Tics, de nuestro andaluz al plurilingüismo, de la individualidad al equipo, de la programación al proyecto, a la escuela multicultural cargada de valores y equidad, arrastrando en sus vidas con la dedicación y la eficiencia que la escuela merece y necesita. Personas eficaces al pie del cañón que ahora se reencuentran con júbilo en este mar de contradicciones.
Hoy, aquellos estudiantes ya maestros y maestras, y recién tomadas las vacaciones del colegio, aunque aún entre papeles; celebran los 25 años de su promoción. La primera que cursó completamente sus estudios en el campus de Puerto Real. Estos profesionales experimentados con trienios y sexenios a las espaldas y a cuestas, quieren compartir, celebrar y rememorar que todos los esfuerzos de aquellos cursos valieron la pena y que han contribuido con su entrega y su trabajo al desarrollo de nuestra Andalucía, la que practica la equidad, la que atiende a todo el alumnado íntegramente y respetando la diversidad, la que anima a leer y a practicar hábitos de vida saludable, la que enseña, la que educa y la que progresa. Una Andalucía a la que tanto hemos dado con una profesión que también cada día tanto nos devuelve.
Recordarlo, es en sí mismo un homenaje, un reencuentro necesario y merecido.
Más información: primerapromocion88@gmail.com
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