Antonio Téllez y el amor por Cádiz

25 de octubre 2024 - 03:04

Todos los que conocíamos a Antonio Téllez sabemos que ha sido la fiel representación de eso que se ha dado en llamar la bonhomía. La palabra resulta un poco cursi, pero es acertada, porque se refiere a un buen hombre, a la buena gente. Siempre estuvo dispuesto a ayudar, sin presumir de nada, y fue eficiente para lo necesario. Así era Antonio Téllez, un gaditano cabal. Ahora que Fernando Santiago ha publicado un libro de artículos sobre el Cádiz profundo y los gaditas (palabra que no le gusta), se puede decir que Antonio Téllez era un representante del Cádiz más profundo, el que está dispuesto a servir a su ciudad, a través de las tradiciones, por colaborar, y sin servirse de ellas.

Fue durante más de 20 años el gerente del Colegio Oficial de Médicos. En Cádiz, los médicos siempre han sido unos profesionales muy respetados, con enorme peso en la ciudad, por su histórica y afamada Facultad de Medicina. Antonio no era médico, sino el que llevaba las cuentas del Colegio, cuyo salón de actos fue un enclave cultural de primer nivel, cuando no se organizaba todo en la Fundación Cajasol o entre los oropeles del salón de Medicina.

Antonio Téllez tenía un corazón de oro. En 2011 fue mi sucesor como rey Gaspar y yo le entregué la corona. Pero él llegó mucho más lejos en su devoción por los reyes magos, ya que fue presidente de la Asociación. Dio ese paso por su cariño a los niños. Comulgaba, porque era creyente, pero no con ruedas de molino. En el Carmen fue vice hermano mayor, pero nunca quiso sentarse en las primeras filas. Fiel al precepto evangélico, se ponía en los últimos bancos con su mujer. Era de los fijos en las novenas y cuando había que ayudar. Practicó la caridad a la antigua usanza, sin que la mano izquierda supiera lo que hacía la derecha (o al revés), sin buscar el relumbrón, solo en el anonimato, porque no lo hacía en modo fariseo, sino todo lo contrario, con humildad y generosidad.

Otros con menos méritos que él han estado más considerados en Cádiz, que no siempre sabe valorar a sus hijos. Antonio Téllez se mereció alguna distinción municipal de las que no ha recibido, pero tampoco le hacía falta. No buscaba las pompas ni las vanidades, sino estar en paz con su conciencia. Hoy la Virgen del Carmen cambia su manto blanco por uno negro de luto. Son días que desembocarán en el triduo de Ánimas, cuando noviembre nos enseñe que el recuerdo a los difuntos es más fuerte que el olvido. Antonio Téllez siempre será Gaspar en el recuerdo, el hombre que nunca dejó de ser rey mago, porque lo era de corazón.

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