Artículo de autoayuda

Su propio afán

23 de junio 2024 - 05:01

La mejor autoayuda es que nos amen. Dejarse amar mejora automáticamente al afortunado. De golpe, suena muy dulzón. No se confíen. Esperen a leer la letra pequeña de este artículo.

El amor –vio Jorge Luis Borges– nos permite ver a los demás como Dios los ve. Y viceversa: ser amado te pone, en el reflejo infinito de este espejo borgiano, bajo la mirada amorosa del Creador. Algo que asusta, como supieron Adán y Eva, nuestros primeros padres. Lo de las hojas de parra se hereda. Quien te ama te ofrece, en tu imagen en sus dos pupilas, un rostro tuyo que vale el doble de lo que tú vales; y, además, una vulnerabilidad a la decepción que no puedes permitirle. Quien te ama se pone en tus brazos.

Hay que sostenerle, que es sostener la imagen tuya que tiene, esto es, elevarte. Si alguna vez le ha extrañado, como a mí antes de pensarlo, que la gente le tenga tanto miedo a la dulzura y al gustazo de ser amado, aquí tiene el motivo. Eso te obliga a ser muchísimo mejor de lo que eres. El amor no es ciego: mira con unas lentes de aumento moral que te impelen a empinarte.

Una forma menor de amor es la admiración, pero también te alza, y da vértigo. Incluso más, porque con la amada uno puede esconderse en el trato cotidiano. Estoy presentando mi libro y no acuden multitudes pero si un buen puñado de lectores que me muestran mucho aprecio. Lo digo porque el mérito no es mío, sino de quien tiene el señorío de apreciar en este mundo tan cicatero.

Lo mío ha de ser el esfuerzo por sostener las razones de ese aprecio tan quijotesco. Ahora mismo me he subido sobre el artículo de política que estaba escribiendo y que he hecho una bola y he tirado al suelo. No estaba mal, pero no decía nada que recompensase la atención que algunos de ustedes –que ya van por este quinto párrafo– me iban a dispensar.

La belleza del torso griego conminó a Rainer Maria Rilke: “Tienes que cambiar de vida”. Lo único que explica el feísmo (tan feísimo) es lo mismo que quienes se cierran en banda al amor: su falta de voluntad para intentar cambiar de vida. Alguien que te dice que aprecia lo que escribes, con qué dulzura te pone por delante la más severísima de las arduas exigencias. Tienes que escribir mejor. No puedes defraudar (demasiado) su generosidad. Estar a la altura de aquellos que te desdeñan es facilísimo. Resultan muy cómodos. Tratar de no desmerecer el cariño, en cambio, es una vía ascética y mística de mejora.

stats