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Manuel Muñoz Fossati
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El balcón
Juanma Moreno acelera su andalucismo de alta intensidad emocional. Ha vuelto a celebrar el Día de la Bandera en San Telmo, encadenando posados, en magna procesión de sí mismo: en el balcón desplegando una gran bandera, en el izado de otra imponente, paseando con el actor Paco Tous por los jardines del Palacio de los Montpensier y desfilando por el salón de los espejos, mientras le hacían cientos de fotos y vídeos. Propaganda del líderpor encima de todas las ideologías, como subliminalmente se autoproclama. Y apropiación indebida de una fiesta que debería ser de todos.
El Día de la Bandera fue creado por decreto improvisado en noviembre de 2022, obviando el papel del Parlamento. Con un eslogan que no se cumple, un andalucismo inclusivo y transversal. Parafraseando a Paco Tous, que estuvo bien en su intervención, “lo de todos” es el Parlamento andaluz, donde están todos los grupos. Sería la manera correcta de conmemorar la manifestación por la autonomía del 4 de diciembre de 1977. No somos un régimen presidencialista. El artículo 99 del Estatuto dice que “la Junta de Andalucía está integrada por el Parlamento, la Presidencia de la Junta y el Consejo de Gobierno”, por este orden. Sin embargo, lo que tenemos es un acto diseñado para mayor enaltecimiento de un presidente turboandalucista, que ha usurpado todo el boato del Día de la Bandera. Se ha quedado con el verde, el blanco, Hércules y los leones.
Esta idea la lanzó en octubre de 2022 Alejandro Rojas-Marcos, en la casa de Blas Infante en Coria del Río. Y Moreno Bonilla la cogió al vuelo. Es un sarcasmo que, en la transición, siendo ministro de Gobernación el fundador del PP, Manuel Fraga prohibiera dos veces, 1 y 23 de mayo de 1976, un homenaje a Blas Infante en Casares, su pueblo natal. Y también que AP se retirase de la convocatoria de la manifestación de 1977, porque no iba a estar la bandera de España. Los herederos de Fraga utilizan ahora la propuesta de Rojas-Marcos para hacer minería en el yacimiento andalucista y darse pedigrí.
A sus 84 años, Alejandro remata su testamento político con ayuda del PP y reivindica su papel en el proceso autonómico, injustamente denigrado por el PSOE durante décadas. Este año ha propuesto un impulso del habla andaluza, para lo que ha firmado un protocolo. Otra improvisación; sin presupuesto, estructura o estrategia. Ojalá se concrete en materiales que sirvan para el profesorado de Secundaria. Es loable que el 4-D se conmemore la manifestación en la que cientos de miles de andaluces pidieron igualdad dentro de España. Pero no puede ser que el folklore y las fotos camuflen que estamos en la región con más desigualdad social, más paro y menos PIB per cápita del país. Rojas-Marcos debería decir en público, como admite en privado, que esta celebración habría que hacerla en el Parlamento.
Ahí se representa a todos los andaluces por encima de cualquier ideología. Y por encima de personalismos oportunistas.
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