
El Palillero
José Joaquín León
Memorias de un tiempo ganado
Gafas de cerca
Zizka es vieja amiga, y nótese el orden del adjetivo y el sustantivo. Por no decirle amiga vieja, que vieja no es, Franziska me llamaría la atención. En muchos asuntos, ella no está de acuerdo. Suele achacarme que no doy caña a Feijóo, y sí a los suyos de ella, los afectos al partido de la convulsa aritmética: entre Sumar y restar, entre el estar y el ir con sus carteras ministeriales. No es verdad. Aparte de que la pesca, y menos a cañazos, no es mi afición, yo le respondo que el líder del PP es tan tópicamente galleguísimo que resulta transparente. Más allá de la ocurrencia, suceden en esto dos cosas.
Primero, que después de un viaje años de redactar párrafos para esta casa, Ziska, que es del sur de Alemania –tan al sur, que es de Cádiz– no recuerda cuán poco santo de mi devoción era Aznar, que, antes de ser un ídolo caído, fue un presidente subido y sobrado. Lo cual debe de ir en el cargo, y no hay más que mirar el talante de Sánchez, heredero de aquel “talante” pésimamente utilizado por Zapatero para aludir al buen rollito: talantes hay como colores entre el blanco y el negro. Se puede tener un talante insoportable y perspicaz; o uno ineficaz, pero beatífico.
Segundo: se le debe exigir más a quien gobierna que a quien no gobierna. Más si, como le pasa a Feijóo, es el coronel de Gabo, que no tiene quien le escriba, y valga decir quien lo quiera. Si lo quiere alguien, es una ultraderecha diabólica que no merece ni agua ni pan (nótese el sarcasmo). Esto me recuerda al masajista del Sevilla FC al que el entrenador Bilardo –que era ginecólogo–, al verlo atender a un lesionado del equipo contrario, le soltó, porteño, aquella perla roja sangre: “¡Pisalo, pisalo!, ¡los nuestros son los de colorado!”. Habiendo nuestros, quién quiere autocrítica. La izquierda española contemporánea ha travestido su consustancial crítica con embestir al contrario electoral sin crítica intelectual alguna. Vale afirmar el viceversa.
Frau Ziska: el jefe de la Oposición, aun siendo el más votado, no pinta nada porque en este país impera una españolada de manual, esto es, que las grandes formaciones, que son dos, no consideran pactar un Gobierno fuerte y negociador y, ya en Cortes y según para qué, entenderse con el resto de partidos, evitándonos albondigones y ganancias de pescadores. No les trae cuenta entenderse, como al Barça y al Madrid. La leña, sea marismeña, de ría o de foro capitalino, es mucho más rentable. Lo cual tiene de patriota y de crítico lo que yo de bilardista. Sí soy de Pellegrini, y mira que es ingeniero. Y sensato.
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