Cinco años del Covid y no aprendemos

Notas al margen

Un test de covid-19 positivo, un enfermero se coloca un guante con equipo de protección y una vacuna contra el SARS-COV2
Un test de covid-19 positivo, un enfermero se coloca un guante con equipo de protección y una vacuna contra el SARS-COV2 / DISEÑO

16 de marzo 2025 - 03:06

Se han cumplido cinco años del estado de alarma por el Covid 19 con miles de muertes, el confinamiento y las mascarillas y parece que vamos a peor. No queremos ver que la salud es lo primero y que a los sanitarios hay que protegerlos. Sólo el año pasado se denunciaron casi dos mil agresiones en Andalucía. Así le agradecemos que se jugaran la vida sin los equipos de protección elementales para evitar contagios en lo más crudo de la pandemia. Queremos pensar que algo habremos aprendido, aunque sea por los que se fueron –en algunos casos sin poderse despedir de sus seres queridos, completamente aislados– pero albergamos serias dudas. Las citas con el médico por un catarro muchas veces llegan tarde, pero todos los años se anulan millones de consultas porque no acude el paciente y encima no avisa. Los andaluces no parecen ser conscientes del pozo sin fondo en que se ha convertido la sanidad pública ante una demanda infinita. Si los dirigentes se atrevieran a sensibilizar a los usuarios con campañas que nos hagan recapacitar, tal vez nos iría mejor. No sólo no hemos salido más fuertes del Covid, sino que hemos olvidado que estamos de paso y seguimos sin proteger a los más vulnerables. Los expertos han demostrado que las comarcas andaluzas más pobres y con más dificultad para acceder a la sanidad pública registraron más muertes durante la pandemia. Son municipios a los que los médicos no quieren ir ante la falta de atractivos y no somos capaces de incentivarlos.

Tampoco hemos entendido que vaciar de competencias al Estado y hacer la guerra cada autonomía por su cuenta va en contra del interés general ante amenazas tan globales, como se demostró con cada comunidad buscando mascarillas en el mercado asiático. Aún no sabemos si el origen del virus estuvo en un laboratorio o en un mercado chino y parece que nos da igual. Cinco años y seguimos sin contar con una agencia estatal que vigile los peligros que se ciernen sobre la salud pública. No hemos sido capaces ni de firmar un pacto de Estado por la Sanidad que evite la fuga de batas blancas y pretendemos rubricar uno por la defensa. Estamos apañados. Fuera de España el panorama es aún más desolador. Medio mundo parece poseído por un virus mucho más letal que el Covid que ha logrado tambalear todos los principios para imponer un nuevo orden, el del más fuerte. Cinco años desde que dejamos vacíos los lineales de productos básicos como el grano y el papel higiénico pero por fortuna no todo ha ido a peor: muchos aprendimos a hacer pan y un arroz de categoría. También valoramos a nuestro ejército, aunque lo hayamos olvidado, como a los sanitarios.

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