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Envío
Rafael Sánchez Saus
Vance rompe moldes
Crónica personal
Reventarán los que sienten un rechazo infinito a Pedro Sánchez, sus socios y sus políticas; y reventarán quienes sienten un rechazo absoluto a Feijóo, sus socios y sus políticas. Aunque en el caso de Feijóo su ruptura con Vox es un hecho, mientras que Sánchez sigue en Moncloa gracias a Sumar, Podemos, Bildu y los independentistas. Dicho esto, si Sánchez pretende ser un presidente que asume políticas de Estado, como las que en estos momentos son indispensables en Europa, antes o después se verá abocado a llegar a algún tipo de acuerdo con Alberto Núñez Feijóo. El presidente del PP no se resiste a ello, pero se encuentra ante un jefe de Gobierno que hacía y hace alarde de desprecio permanente al líder de la oposición y de no hablar con él. Feijóo decía este lunes en El Mundo que no descartaba dar apoyo a Sánchez, siempre que primero le diera la información necesaria y le pidiera ayuda. Después Feijóo le daría una respuesta.
La crisis de Ucrania, con Putin y Trump tomando decisiones sin contar con Ucrania ni la UE, obliga a la UE a llegar a acuerdos que garanticen la seguridad y defensa, Sánchez no tendrá más remedio que incrementar el gasto de Defensa. Exigencia de Trump y de la OTAN y que también considera la UE. Así, Sánchez tendrá que sumarse a las decisiones que tome la UE y es probable que llegue a la conclusión de que es inevitable el apoyo del PP.
Sánchez es experto en encontrar fórmulas que le permiten maniobrar con sus socios más díscolos y llevarlos al huerto. Tanto desde dentro del Gobierno como de la media docena de partidos que, desde fuera, imponen su criterio con un Sánchez totalmente receptivo a sus exigencias, lo que les hace pisar fuerte y potenciarse ante su electorado. Pero cada votación parlamentaria exige a Sánchez y a su equipo sangre, sudor y lágrimas, y la imagen de Sánchez ante la UE se debilita cuando le ven pendiente de que sus socios le permitan cumplir los compromisos europeos. Y que además los cumpla rápidamente, sin necesidad de negociaciones en muchos casos vergonzantes.
El PP tendrá que medir sus pasos con inteligencia. Vox ya no es el socio amigo, rompieron las relaciones en los gobiernos regionales y Abascal ha apostado por la ultraderecha peor vista en Europa, donde aceptan a Meloni porque ha sabido moderarse, pero no a Orban, además muy cercano a Putin. Un Orban que Abascal ha elegido como amigo, en lugar de Meloni.
Sánchez y Feijóo tienen argumentos sólidos para ir juntos en un momento especialmente delicado. Feijóo lo condiciona a informar, pedir y después decidir. Sánchez por su parte necesita desprenderse de los compromisos que le obligan a tomar decisiones difícilmente acordes con la democracia… y que hace crecer el escepticismo en Bruselas respecto al presidente español.
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