El catalejo
Tensión en los astilleros
EL 31 de mayo de 1810 fondeó en la bahía de Cádiz la corbeta de guerra española Príncipe de Asturias, transportando al diputado electo por Puerto Rico en el Congreso Nacional Ramón Power y Girart, natural de San Juan (27 de octubre de 1775) y de orígenes irlandeses por línea paterna. El 22 de mayo de 1792, sentó plaza de guardiamarina en la Compañía de Ferrol, comenzando una carrera militar en la que alcanzó los grados de alférez de fragata, alférez de navío, teniente de fragata, teniente de navío y capitán de fragata. Al servicio de la Armada, manifestó ser en todo momento un oficial activo, celoso, de muy buena conducta, valor acreditado y amplios conocimientos náuticos. Sobresalientes fueron sus actuaciones al mando de la goleta-correo Cometa, destinada al transporte de la correspondencia pública y del Real servicio entre Puerto Rico y la costa de Caracas, que salvó en distintas ocasiones, perseguido y batido por los ingleses.
Dignas de recuerdo fueron sus acciones de noviembre de 1807 al lograr pasar por entre una fragata de guerra y dos bergantines enemigos que bloqueaban el puerto de San Juan; de marzo de 1808, cuando después de catorce horas de caza que le dio otra corbeta, llevó su embarcación por los arrecifes más peligrosos del Sur, logrando poner a salvo la documentación que llevaba en los desembarcaderos del Papayo; y, por encima de todas, la del siguiente mes de mayo, cuando condujo la correspondencia desde el puerto de La Guaira y entregarla en Cabo Rojo, donde recaló al amanecer del día 23 burlando el crucero que efectuaban cinco buques enemigos. Luego, después de un combate en la rada, obligó a los ingleses a retirarse. En la noche, sacó su quebrantada goleta; la hizo navegar hasta dar fondo, con la amanecida, al amparo de la batería del puerto de Mayagüez; y prosiguió su rumbo a San Juan consiguiendo colocarse al amparo de la batería del Castillo de San Felipe del Morro. Estas acciones le proporcionaron una gran popularidad.
También Power tuvo un papel relevante en las acciones militares que ocurrieron en el Caribe contra los franceses durante la Guerra de la Independencia, mandando la pequeña división de bajeles, al frente de la cual se halló el bergantín Águila, que bloqueó por mar la capital de Santo Domingo, y tanta importancia desempeñó en su capitulación. Precisamente, hallándose el marino desempeñando esta comisión, recibió la notificación de haber sido nombrado vocal de la Junta Central Suprema en representación de la Isla de Puerto Rico; cargo que no pudo desempeñar por demorar su partida hacia España, a causa de las fortísimas desavenencias que tuvo con el nuevo gobernador, intendente y capitán general Salvador Meléndez Bruna.
Por un Real Decreto del Supremo Consejo de Regencia, de 14 de febrero de 1810, se dictaminó que en las Cortes ya convocadas, estuviesen representados los Virreinatos de Nueva España, Perú, Santa Fe y Buenos Aires, así como las Capitanías Generales de Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Guatemala, Provincias Internas, Venezuela, Chile y Filipinas. El 17 de abril siguiente, se celebró en la ciudad de San Juan de Puerto Rico un Cabildo extraordinario para llevar a cabo la elección y el sorteo de quién ostentase la representación de la isla. El acto, que tuvo lugar en las Casas del Ayuntamiento, comenzó por una votación en la que, entre varios individuos naturales de la provincia, "dotados de probidad, talento e instrucción, y exentos de toda nota desfavorable", Power fue el más votado con siete votos, seguido del obispo Juan Alexo de Arismendi con cinco, y el Oidor Honorario, fiscal de Justicia y de la Real Hacienda, José Ignacio Valldejuli, con cuatro. A continuación, entre éstos, se procedió a sortear para sacar al diputado: las boletas fueron introducidas en una jarra dentro de bolas de madera que fueron repetidamente movidas, y el alcalde ordinario y presidente sacó una que contenía el nombre de Power, a quien el Ayuntamiento dio por electo diputado de Cortes para la representación de la Isla.
Cuando, por fin, las Cortes Generales y Extraordinarias se instalaron el 24 de septiembre de 1810 en la villa de la Real Isla de León, el portorriqueño fue el único diputado de Ultramar que tuvo el carácter de "propietario"; mientras que los demás representantes de América y Filipinas se hallaron en calidad de "suplentes". Esto explica, en buena medida, el protagonismo que desempeñó Power en los primeros momentos del Congreso Nacional a la cabeza de la "representación americana". En la segunda sesión, fue elegido vicepresidente del Congreso -el primero de la historia parlamentaria española-, en primera votación y por una mayoría absoluta de sesenta y tres votos. Pocos días después, presentó al Congreso un texto que, algo alterado sobre el original, dio lugar al importantísimo Real decreto de 15 de octubre de 1810 (Decreto V): "Las Cortes Generales y Extraordinarias confirman y sancionan el inconcuso concepto de que los dominios españoles en ambos hemisferios forman una sola y misma monarquía, una misma y sola nación y una sola familia, y que, por lo mismo, los naturales que sean originarios de dichos dominios europeos o ultramarinos son iguales en derechos a los de esta Península […]".
El 10 de junio de 1813, a los treinta y siete años de edad, el marino y político portorriqueño murió en su casa de Cádiz, a las tres y media de la tarde, en estado de soltería y bajo disposición testamentaria de su fuero militar. A pesar de lo que, equivocadamente, está expresado en su partida de defunción, donde se señala que fue inhumado el día 11, el cadáver de Power recibió sepultura la misma jornada de su óbito en el Cementerio General de San José Extramuros. Fue depositado en la puerta Norte, fila 4ª, nicho nº 21, tras habérsele asignado la papeleta de entierro nº 92. La precipitación por dar sepultura al difunto, sin velarlo, debe relacionarse con la situación sanitaria en la que se hallaba la ciudad, azotada de nuevo por el espectro de la fiebre amarilla y el temor al contagio. Las exequias por su alma tuvieron lugar en la mañana del siguiente día 20 en la Iglesia Parroquial castrense, con un funeral de honras enteras. Según dispensa del Congreso (ya que estaba prohibido efectuar honores militares en la Corte sin expresa licencia del Soberano), le fueron realizados los honores correspondientes a su rango y empleo de capitán de fragata de la Armada Nacional. En 1813 fallecieron, también, otros renombrados diputados, entre ellos Luxán, Capmany, Mexía Lequerica, y Vega Infanzón.
Los restos mortales de Power y sus compañeros de las primeras Cortes Constituyentes sufrieron vicisitudes diversas que explican las dificultades que han existido para su reconocimiento por parte de los especialistas forenses. Con el paso del tiempo, algunos llegaron a estar en cajones apilados y depositados en el suelo del referido cementerio. En 1865, fueron trasladados al mausoleo que se levantó en el mismo camposanto. Recién instalada la Segunda República Española, durante el Gobierno Provisional, el alcalde de la ciudad de Cádiz, Emilio de Sola y Ramos, propuso al pleno municipal que los restos de los diputados doceañistas fueran trasladados a la cripta del Oratorio de San Felipe Neri, que era Monumento Nacional. La ceremonia tuvo lugar el 28 de mayo de 1931. Durante el día, desde el toque de diana a la puesta del sol fue disparado un cañonazo cada media hora, con un total de veintiuna salvas. En conformidad con los actos programados, a las 10:30 horas, el alcalde acompañado de varios tenientes de alcalde y funcionarios municipales se desplazaron al camposanto y procedieron a la exhumación de los despojos mortales de varios de los Diputados en Cortes, entre ellos los de Ramón Power, que se encontraron reunidos en cinco cajas pequeñas, que luego se introdujeron en una caja mayor que fue trasladada al salón de sesiones municipales convertido en capilla ardiente. A su llegada, la urna fue colocada sobre un catafalco rodeado de cuatro hachones. Cubierta con la entonces bandera nacional tricolor, le fueron rendidos honores de Capitán General por la Compañía de Infantería nº 67. Entre las 12:00 y las 15:30 horas, se permitió el acceso del público. A las 16:30 horas, se procedió al traslado de los restos al Oratorio de San Felipe Neri, siendo depositada la urna en un armón de Artillería.
La procesión cívica estuvo formada por las autoridades civiles, militares y eclesiásticas; corporaciones científicas; centros docentes y culturales; institutos armados; asociaciones obreras y profesionales; prensa diaria; bandas de música y pueblo en general. La comitiva se dirigió, por el paseo de Canalejas, al monumento levantado en la plaza de las Cortes de Cádiz (hoy plaza de España), para depositar una corona de flores y continuar su camino (por las calles Alcalá Galiano, Columela, Eduardo Dato, Duque de Tetuán y San José) hacia el mencionado templo, en cuya puerta Emilio de Sola, pronunció un emotivo discurso. Seguidamente, hizo entrega de los restos al prepósito de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, padre Francisco Serrano Romero, y al delegado provincial de Bellas Artes, Pelayo Quintero Atauri, quedando depositados en la cripta, en una urna funeraria de piedra sobre un pedestal de mármol blanco.
En el acta que se levantó de dicha entrega el secretario del Ayuntamiento anotó: "La ciudad de Cádiz quiso honrar y enaltecer con tan solemne acto y trascendental ceremonia la memoria venerada de tan insignes patricios, depositando sus cenizas en el mismo lugar que tan honorablemente escogieron para templo de las Leyes y donde parece que su verbo fulgurante es repetido por los ecos de tan histórico recinto".
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