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Alo largo de la vida hay un tiempo para el amor y un tiempo para odiar. Hay un tiempo para la paz, otro para la guerra y, siguiendo con el Eclasiastés, hay un tiempo para el activismo, otro para negociar. Un tiempo para hacer el ganso, otro para gobernar. Un tiempo de ser Paco de la Torre, otro de José Luis Sanz.
El alcalde de Sevilla se ha ido esta semana a Madrid a hacer en ganso, ha ido a entregar una carta en el registro del Ministerio de Transporte donde demanda de su titular la construcción de una línea de tren o de metro entre el aeropuerto y la estación de Santa Justa. Y como si fuese un miembro de una plataforma woke, de un grupo ecologista o de otro de afectados por la listeriosis, se ha hecho una foto junto a otros conmilitones en la puerta del Ministerio. El asunto es que la ha escrito en catalán porque Sanz entiende que esta lengua tiene un efecto seductor sobre el Gobierno de Pedro Sánchez. En fin... no sé si cogen la gracia: para un cuplé del Falla está bien, para ser el alcalde de Sevilla es una gansada.
El texto, por lo demás, no ha sido escrito por un docto en la lengua de Ramón Llull ni por un tendero de la Boquería, sino por un Google impostor que ha dejado su huella en la traducción que hace del distrito de Sevilla Este, que sería Sevilla Est en catalán y no Sevilla Aquest tal como escribe, confundiendo el punto cardinal con el demostrativo. Además de hacer el ganso, ha hecho el ridículo ante quienes hablan, escriben o entienden en el idioma de Joan Maragall, éste que escribió en sus versos Escucha, España, la voz de un hijo que te habla en lengua no castellana.
Porque a eso vamos, el catalán es una lengua de España que trasciende del Gobierno de turno y de dos partidos independentistas, es el idioma compartido por los cientos de miles de andaluces que emigraron a Cataluña y de su amplia descendencia, es el que maneja una jerezana que ganó unas elecciones autonómicas catalanas y un inmigrante de Iznájar, Córdoba, que ha sido presidente de la Generalitat. La carta es de esas cosas que duelen, del mismo tenor de quien intenta ridiculizar las razones de un andaluz por su acento.
¿Cuántos José Luis Sanz caben dentro de un Paco de la Torre? El alcalde de Málaga, compañero de partido del sevillano, es un negociador nato e incombustible, alguien que ha sabido plantear estrategias políticas y comerciales bien estructuradas, que no ha perdido el tiempo en naderías y regates en corto. Y es que la falta de una conexión entre el aeropuerto y Santa Justa dice más de la ausencia de una agenda de ciudad desde hace lustros que de la insensibilidad de los gobiernos.
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