Preliminares COAC
Orden de actuación

Doble y mejor

Su propio afán

26 de enero 2025 - 03:06

Lo que tú llamas “procrastinar”, lo llamo “pensar”, dijo Aaron Sorkin en legítima defensa, y yo se lo agradezco en el alma. Llevo un mes posponiendo este artículo. A finales de diciembre, conté que entre mis propósitos de año nuevo estaba retomar la escritura de mi diario. Volverse cada noche sobre el propio día es, como poetiza Sergio Fernández Salvador, “vivir doble y mejor la misma vida”. Cuatro lectores atentos me pidieron entonces que les explicase cómo se lleva un diario. Aquí, tras pensarlo un mes, vengo corriendo, porque uno se debe a sus lectores.

Espero que durante la espera no se les hayan pasado las ganas. Y si se les han pasado un poco, mejor. Porque el diario no puede ser un voluntarioso libro de actas. Caeríamos en la maldición de Funes el memorioso, esto es, en la de necesitar un día entero para recordar un día. Es bueno que nuestro cuaderno sea pequeño, y que nos comprometamos a no pasar la extensión de una hoja por jornada. Aconsejo una agenda con las fechas ya puestas. Así, si estuvimos pensando (esto es, procrastinando) y no escribimos en varios días, podemos reconstruirlos con más facilidad ayudándonos del WhatsApp, la agenda y los correos. Que pase eso de vez en cuando es bueno para que comprobemos en carne propia lo débil que es la memoria, y cuánto nos perderíamos de no llevar el diario.

Si no todo, ¿qué apuntar? El oro del día: un atisbo de belleza, un gesto de generosidad ajena que queramos agradecer siempre, una verdad (un aforismo). Yo me hago esta pregunta: ¿dentro de quince años qué me gustaría recordar de hoy? Como un buscador de pepitas de oro a la orilla del río de la vida, tamizar el agua barrosa y dejarla correr. El barro está muy bien para el examen de conciencia y para el olvido. Salvo que de él extraigamos un propósito (pepita de plata), y eso sí lo apuntamos.

Tampoco desdeñemos las trivialidades. Uno de mis libros favoritos se titula Trivia. En él, Logan Pearsall Smith apunta naderías deliciosas. El otro día Carlos Marín-Blázquez advirtió en Twitter que empezaba a oscurecer más tarde, y fue bellísimo (luminoso) entre tanto jaleo político. Yo ayer llevé a mi diario que las retamas han florecido, con su olor a lluvia y a adolescencia. Lamenté que no podía dedicarles otro artículo, porque ya lo he escrito varios años, pero ojalá llamar de algún modo la atención de mis lectores para que no se lo pierdan. Anotar cosas así, por ejemplo.

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