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José Aguilar
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La tribuna
EL pasado 2 de diciembre la Comisión Europea adoptó un paquete de medidas sobre la economía circular, entendida como "aquella en la que nada se desperdicia", donde se utilicen los recursos de modo más sostenible. Este paquete actualiza otro anterior sobre el mismo tema, de julio de 2014, titulado Hacia una economía circular: un programa de cero residuos para Europa.
El vicepresidente primero y responsable del Desarrollo Sostenible de la Comisión, Frans Timmermans, declaraba que "nuestro planeta y nuestra economía no podrán sobrevivir si mantenemos el enfoque del toma, fabrica, utiliza y tira". Tenemos que conservar los recursos valiosos y explotar plenamente todo el valor económico que atesoran".
La UE tiene un compromiso constante con el empleo sostenible de los recursos y así se recoge en su hoja de ruta Hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos del 20-9-2011. La Comisión indicaba en dicha comunicación que, desde la revolución industrial, nuestras economías han desarrollado un patrón de crecimiento basado en la hipótesis de la abundancia, disponibilidad, facilidad de obtención y eliminación barata de los recursos. Asimismo decía que cada ciudadano de la Unión Europea consume dieciséis toneladas de materiales al año, de las cuales seis se desechan como residuos, descargándose la mitad en vertederos.
El paquete de economía circular de 2014 establecía que los estados miembros se esforzarían por eliminar la práctica totalidad de los depósitos en vertedero en 2030 y que el aprovechamiento energético de residuos y el uso de biocombustibles deberían desempeñar un papel relevante en relación con los residuos no reutilizables y no reciclables.
La gestión sostenible de los residuos es también una prioridad en el nuevo paquete de economía circular de 2015 que, entre otras medidas, contempla una revisión de la directiva actual de residuos, que ha de incluir varios objetivos comunes de la UE para 2030 (reciclado del 65% de los residuos municipales, reciclado del 75% de los residuos de envases y obligación de reducir la eliminación en vertedero a un máximo del 10% de todos los residuos); la prohibición del depósito en vertedero de los residuos recogidos por separado y la promoción de instrumentos económicos para desalentar la eliminación en vertedero. La jerarquía de gestión de los residuos en la UE es: prevención, preparación para la reutilización, reciclado, otro tipo de valorización, incluyendo la energética y, finalmente, la eliminación (incineración y vertido). A pesar de ello, el tratamiento para más del 60% de los residuos municipales en España continúa siendo la eliminación en vertedero, mientras que seis estados miembros de la UE han eliminado, prácticamente, el vertido reduciéndolo al 5%, según los datos de Eurostat actualizados a 2015.
El vertido de residuos municipales es especialmente elevado en Andalucía, donde se supera el 70%, según se recoge en el Plan Estatal Marco de Residuos 2016-2020 de noviembre de 2015. Este modelo de gestión de eliminación desperdicia los recursos y produce importantes emisiones de gases de efecto invernadero, cuando hay otros tratamientos de gestión más sostenibles, tales como el reciclado y la valorización energética, que proporcionan beneficios ambientales y económicos a la sociedad. Un ejemplo de esto último lo ofrece la valorización en cementera, donde los residuos, previamente acondicionados, son utilizados como materias primas, en sustitución de recursos naturales, y como combustibles alternativos a los combustibles fósiles tradicionales.
El empleo de residuos por la industria cementera está reconocido como una de las mejores técnicas disponibles sectoriales por la UE y alcanza niveles muy importantes en los países europeos más comprometidos con el medio ambiente, como es el caso de Alemania, donde la industria cementera empleó en 2014 un importante volumen de combustibles alternativos derivados de residuos que proporcionaron mas del 63% de sus necesidades energéticas
La gestión de residuos es sin embargo una materia de alta sensibilidad social, por lo que requiere una comunicación transparente y un diálogo responsable. Solo así será posible eliminar la tolerancia injustificable con los tratamientos de eliminación, como el vertido, y desarrollar en nuestro país una conciencia social a favor del aprovechamiento de los recursos mediante operaciones de valorización.
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