La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Hoja de ruta
JOSÉ Blanco quiere a Manuel Chaves al frente de la Junta en 2012, 2014 y después; es decir, hasta que tenga más de 70 años. Se adivina morriña por el modelo Fraga. Luis Pizarro advierte que quieren estar en el poder 26 años más. Se supone que sin Chaves. Caso contrario, van a seguir poniendo de candidato al actual presidente hasta los 87, si antes el interesado, la providencia o el pueblo soberano no disponen lo contrario. No se preocupen, no van en serio, son excesos verbales propios de la euforia congresual.
Precisamente, Blanco y Pizarro son los secretarios de Organización del PSOE nacional y regional que han permitido que munícipes socialistas se acostaran con el gilismo latente en la Costa del Sol, protagonista de escándalos en Marbella, Manilva y Estepona. Ajeno a este despropósito, el partido les acaba de ascender a vicesecretarios generales. Lo de acostarse viene del viejo dicho británico politics makes strange bedfellows: la política hace extraños compañeros de cama, que es adaptación de una frase de Shakespeare, que atribuía el mérito de las extrañas alianzas al sufrimiento. Claro está, ni Blanco ni Pizarro admiten responsabilidad alguna, ni piden disculpas: se saldrían del guión y el espectáculo debe continuar. Como dice la canción, the show must go on.
Por el contrario, el jefe del control político regional, Luis Pizarro, se ha permitido en el discurso de apertura del cónclave de Granada una declaración entre el cinismo y el humor negro: exigió tolerancia cero frente a la corrupción, advirtió que en su partido "no caben ni aprovechados, ni arribistas", y añadió que la respuesta será "drástica, implacable y sin contemplaciones". Me enternece este furor ético. Cuando la socialista Isabel García Marcos presentó su plataforma para las municipales de 2003 en Marbella, con una fundación cuyo director había sido imputado en un caso de corrupción, ¿dónde estaba Pizarro? Y cuando, ese año, un concejal socialista de Manilva votó para alcalde a un destacado gilista, ¿dónde estaba Pizarro? Y cuándo, en esa fecha, Antonio Barrientos se coaligó con el que había sido lugarteniente de Jesús Gil Marín en Estepona, ¿dónde estaba Pizarro? No estaba en la inopia, estaba en el aparato.
La resolución del congreso socialista para que los cargos municipales hagan una declaración de bienes, es loable. Pero el dinero negro no aparecería en ninguna declaración. Y para haber previsto los casos de Marbella, Manilva y Estepona no hacía falta registro alguno. La presentación de la fundación de García Marcos y las alianzas con destacados gilistas se hicieron a plena luz y con publicidad. Ahora sólo cabía un silencio discreto o una asunción de responsabilidad.
El otro exceso de Pizarro pertenece al género del humor. Ha dicho que así, 26 años más. Pero esto también tiene su canción en inglés: There's no business like show business.
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