Jesús Perulero Reyes

Yo estuve también allí

Tribuna

13 de enero 2025 - 02:00

Cuando el sol del mediodía comenzaba a calentar algo el muelle gaditano y veía cómo los compañeros de la prensa acababan de cubrir la partida del ‘Elcano’ el pasado sábado, me di cuenta del momento histórico del que había sido testigo aun resultándome familiar, porque una heredera al trono no zarpa de viaje de instrucción todos los días, pero todo lo que había rodeado y envuelto a este nuevo viaje de formación sí me había resultado especialmente conocido...

Y esa circunstancia puntual en el calendario, en mi caso se repetía -y de ahí el calificativo de ‘histórico’-, porque de la marabunta periodística, de la amalgama de agencias de noticias, de periodistas de información, otros de secciones especializadas, de técnicos en sonido e imagen y de medios de comunicación de España y de Iberoamérica desplazados a Cádiz, de todos ellos, insisto, ninguno había tenido la oportunidad vital y profesional que yo disfrutaba en ese mismo momento, porque yo, sí; yo, 38 años atrás, estuve también allí.

Era 1987 y me encontraba poniendo las bases de mi trayectoria en la profesión en aquel ‘Mirador de San Fernando’ donde mi querido y siempre recordado editor y amigo Fernando Miranda -funcionario de Defensa y destinado en Carraca, a más señas-, me orientaba a la hora de dar esos primeros y titubeantes pasos en la comunicación, en este caso en la local.

Un buen día de enero de ese año, me dice que estoy acreditado para cubrir el embarque de los guardiamarinas en ‘Elcano’. Expectación lógica para un principiante que apenas estaba desarrollando su labor en información general local y deportiva, y que hasta entonces casi no había prestado interés alguno en materia de información especializada militar.

Pues allí que estuve cubriendo todas las actividades de los alumnos de la Escuela Naval Militar antes de emprender su viaje de instrucción. 38 años ya, que se dice pronto: una primera formación en el patio de armas de la Escuela de Suboficiales para acceder al Panteón de Marinos Ilustres; la visita al cenotafio y el vertido de las aguas de los mares recorridos en la anterior navegación por el buque escuela; la Salve Marinera ante tanto monumento funerario, recuerdo perenne de muchos de los que dieron su vida por su país... y él, con sus nuevos compañeros en la brigada de caballeros alumnos. El más joven de la promoción, un príncipe llamado a ser rey un día y que iba a tener bajo su responsabilidad el futuro de la Corona, para lo que ya se estaba preparando.

Sólo dos periodistas cubrimos todas las actividades del heredero al trono en San Fernando. Mi también siempre recordado Paco Gutiérrez Macías (Agabo) -funcionario de Defensa que ostentaba el rango de teniente coronel y estaba destinado en el Observatorio de Marina-, para el Diario de Cádiz y la Agencia EFE, y yo, un principiante casi que, bolígrafo y bloc de notas en las manos como compañeros inseparables, atendía a todo un nuevo mundo como el que se me estaba dando a conocer.

Entonces no había visita a la patrona de los marinos, pero sí fiesta de despedida en el Club Naval de Oficiales. Y, lo que son las cosas, Agabo y yo también logramos ser de la relación de invitados para estar en esa despedida.

Ya en el mismo muelle de Cádiz desde donde el sábado zarpó el buque escuela, también cubrí por vez primera toda la presencia de la familia real -incluido don Juan de Borbón-, que quiso despedirse de su nieto en nuestra tierra antes de que zarpara, recordar vivencias propias en La Isla y Cádiz, y aprovechar para saludar a antiguos compañeros y amigos.

Y este fin de semana, en el muelle, vi un año más partir al ‘Elcano’ trabajando para mi profesión. Y embarcaba la heredera al trono de España como ocurrió entonces con su padre. Dicen que la historia o fragmentos de la misma se suele repetir en algún momento de nuestras vidas. Y eso es lo que este enero de 2025 me ha ocurrido. Porque hoy, como entonces, yo estuve también allí.

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