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Gracias a Mazón y Aldama hemos hecho un curso enciclopédico sobre el deficiente método de selección de personal que hay en la política nacional. Al borde del abismo, Mazón ha echado mano de una autoridad militar. Dice que “falló el sistema” en Valencia. Se refería a organismos del Estado que según él no avisaron correctamente de la DANA. Horas antes de la tragedia, el martes 29, el buen hombre calificó de fantásticos efectivos a los servicios valencianos de Emergencias, dirigidos por un rebotado de Ciudadanos y una consejera de Interior que no sabía que podía avisar por móvil a la ciudadanía.
Para salir del abismo carcelario, Víctor Aldama ha acusado al Gobierno de múltiples delitos. Algunas cosas parecen fantasías, como su relación con la CIA, M16, FBI, Guardia Civil o Policía Nacional. Le ha faltado la Policía Montada del Canadá. Otras invectivas suenan poco creíbles, como comprar por calderilla a dirigentes socialistas o jefes de gabinete de ministros. Las cantidades que diera en efectivo o especies a Ábalos y Koldo pueden ser falsas, pero hay poca duda de que eran “amiguitos del alma”, por decirlo en la terminología de Camps y El Bigotes.
Lo que queda en evidencia, en un caso y otro, es el sistema de selección por el que llegan a presidente regional o ministro personas con currículos académicos endebles y trayectorias profesionales inconsistentes. El mecanismo de promoción es idéntico; obediencia ciega y entusiasta al jefe de turno, pelea sin cuartel con compañeros que compiten desde las juventudes y hostilidad sobreactuada hacia adversarios políticos. Quien se sale de ese patrón, no prospera. (El mejor orador socialista en el actual Parlamento andaluz, José Aguilar Román, buen abogado y profesor universitario, ha debutado en la cámara regional esta legislatura con 58 años). Quienes invierten todo su tiempo en la vida interna del partido adelantan a quienes ejercen su profesión fuera de la organización, por mucho talento que tengan. Y la sumisión incondicional a los dirigentes suele estar bien recompensada, a veces por encima de lo razonable; Ábalos y Koldo son un buen ejemplo.
Mazón anunció que iba a designar para la reconstrucción a “gente seria, que sabe, preparada”. El teniente general Gan Pampols es un militar prestigioso, que cumple el perfil. La pregunta es ¿ahora gente seria, que sabe y preparada? ¿Cuál era el criterio antes? Y cuando falla ese sistema de selección, se acude a militares que según Feijóo “no vienen a hacer política”; confundiendo política con la politiquería polarizada reinante. Los generales propuestos advierten que no se someterán a directrices políticas. Queda en el aire ante quién darán cuenta. Tras ideas como “sólo el pueblo salva al pueblo” o “fracasó el Estado”, llega el nombramiento de generales por primera vez en democracia para altos cargos civiles, como ejemplo de seriedad, sabiduría y preparación. Empieza un nuevo curso.
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