Cuando Feijóo se opone a todo

La esquina

27 de julio 2024 - 03:04

Feijóo se ha instalado cómodamente en la oposición destructiva que resumía aquella frase caricaturesca de nuestros primeros parlamentarios: “¿Qué se vota?, que me opongo”. Se trata de decir que no a cualquier iniciativa del Gobierno, sea cual sea su contenido, sin ninguna otra consideración. Leña al mono, que es de goma.

Es lo contrario de lo que se espera de un partido central del sistema democrático, responsable, preparado para ser alternativ, con sentido de Estado. Lo ha evidenciado el Partido Popular al rechazar la reforma de la Ley de Extranjería votada esta semana en el Congreso que intentaba distribuir entre todas las comunidades autónomas a los menores inmigrantes hacinados en Canarias. El PP de Feijóo prefirió infligir otra derrota al Gobierno, una más, antes que arreglar –o, al menos, parchear positivamente– un problema social grave. Y con la incómoda compañía de Vox y la peligrosa compañía de Junts.

Esta actuación del PP es lamentable por varias razones. Primera, porque lo que se votaba no era la ley reformadora misma, sino su admisión a trámite, es decir, con tiempo para debatir y modificar el contenido del cambio pretendido por el Gobierno. Segunda, por las excusas alegadas. La convocatoria de la Conferencia de Presidentes, la declaración de emergencia inmigratoria o la financiación de los traslados pretendidos se habrían podido conseguir durante el trámite parlamentario. Tercera, porque una reforma semejante había sido pactada por el propio Feijóo con Coalición Canaria en la negociación para su frustrada investidura (¿Entonces era buena y ahora no?). Cuarta, y fundamental, por el contenido de la ley vetada: se trataba de solucionar un problema puramente humanitario, menos relacionado con la ideología y la política que con la dignidad de personas sumamente vulnerables e indefensas. Y a un coste social y política nada excesivo, basado en la solidaridad interterritorial y el reparto justo y solamente paliativo de las peores consecuencias de una tragedia que a corto y medio plazo no tiene remedio.

Núñez Feijóo ha estado en esta ocasión partidista, oportunista e irresponsable. Ha querido añadir una muesca más al abultado inventario de las fragilidades de Pedro Sánchez sin pensar que hay cosas que deben permanecer a salvo de la lucha política y las patologías de la crispación. Por ejemplo, el sufrimiento de los débiles.

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