Notas al margen
David Fernández
Montero ha vuelto y no está loca
Su propio afán
Como ya ha señalado hasta el Tato, este empeño de Pedro Sánchez por ganarle la guerra a Francisco Franco enaltece en la práctica al anterior Jefe de Estado. Es un silogismo elemental. Se decía “El Che vive: la lucha sigue”. Está claro que si la lucha contra Franco sigue, debe de ser porque Franco vive. Sánchez, con su saña, lo mantiene coleando.
También ha observado el Tato lo ridículo que resulta este antifranquismo retroactivo. Sería más gallardo enfrentarse a dictadores vivos, que haberlos haylos. La lanzada al moro muerto es muy sencilla. A ver si Sánchez se atreve con el moro vivo, por poner. O con Maduro mismo. Hasta antifranquistas de antes reconocen el bochorno que les produce este ventajista de ahora. Está dando para muchos chistes, por lo menos.
Sin embargo, se está señalando menos un efecto menos chistoso. Al mismo ritmo que el antifranquismo retroactivo, crece el franquismo sobrevenido. Adolescentes para los que Franco era la prehistoria lo descubren con creciente simpatía. Si crispa así a Sánchez, ja, ja, será por algo… Y gentes de edad avanzada están recuperando la memoria histórica (la suya personal e intransferible) a marchas agigantadas. Cualquiera que pasee por la calle lo escucha con facilidad. Como Sánchez se empeña en ponernos a Franco delante, se empiezan a hacer comparaciones de seguridad ciudadana, de paz social, de estabilidad doméstica, de industria nacional, etc. Yo no soy experto en estadística, pero la gente echa sus cuentas María. Si desterrar el franquismo fuese una auténtica prioridad de Sánchez, tal y como están las cosas, lo ideal sería correr un tupido velo. Aventar sus cenizas a barlovento le va a poner perdido.
Claro que el móvil de Sánchez no es sólo el revanchismo, sino, de paso, desviar la atención de sus problemas con la justicia, con el ejecutivo (con la gestión) y con el legislativo (sus pactos parlamentarios chantajistas). Sin embargo, no le funcionará porque los jueces van a lo suyo, los socios parlamentarios más a lo suyo que nadie y la gente ya se ríe. Sólo falta que el PP se sacuda del todo los complejos y deje de asustarse por la sombra de Franco. En cuanto que Isabel Díaz Ayuso declare BIC el Valle de los Caídos y no pase nada de nada, se le acabó el chollo del franquismo a Sánchez, pues ya no le servirá ni para amedrentar centristas. Y por el camino, lo habrá resucitado para el debate político y las nuevas generaciones.
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