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Cuándo un general deja de serlo? Los llamados por Mazón para enmendar Valencia, poner orden en el caos que la naturaleza y la impericia han causado, fueron generales, ahora eran pacíficos ciudadanos jubilados. Es posible ser y no ser al mismo tiempo. Quiero decir que en la Reserva, los generales eran generales pero no tenían mando de fuerza, no tenían mando, eran pero no eran. Recuerdo ahora la anécdota –un poco canalla– de dos escenas con escasos días entre ellas. El almirante en activo que pasaría a la Reserva días después, entró en una dependencia. El jefe de la misma dispuso los honores como ordena el reglamento. Ya se sabe, la marcha Ya viene el Pájaro (popular definición), la formación de efectivos en la posición de firmes presentando armas, todo eso. Días después, ya en la reserva, volvió el almirante a la dependencia en cuestión. Cuando el oficial pertinente informó al jefe de la llegada del almirante, recibió la siguiente orden: “Que atraque”. ¿Han “atracado” los dos generales incorporados al Ejecutivo valenciano por su presidente? Muchos hablan sotto voce de esta cosa, la decisión de Mazón de entregarle la reconstrucción a un teniente general en la reserva, como jefe máximo de la misma. Que ha elegido a un general de brigada en la reserva igualmente para su Secretaría. Interesante experiencia, excepcional diría mejor. Que se correspondería con la excepcionalidad de lo ocurrido y los millones de ojos que tiene encima el presidente autonómico, del que se pide –y mucho– su dimisión por las razones conocidas. Todo esto es como lo del gato negro utilizado para la definición del teólogo: habitación oscura y gato negro metido en un saco negro. Pues entra el teólogo y sin ver nada echa mano al saco negro en donde está el gato negro. Más o menos. Mazón ha hecho de teólogo para solucionar una crisis de la naturaleza que puede sonar a castigo de Dios. Porque no se mueve una hoja del camino sin la voluntad de Dios, que no dice la Biblia pero muchos afirman que lo han leído en Mateo 10:29. Otro misterio. Como el que me lo pidan que dijo Pedro Sánchez pero que puede que diga que no lo ha dicho o que ha querido decir algo que no ha sabido decir. El barro es la verdad inmutable con la que se tienen que enfrentar en primera instancia los generales, y ya luego todo lo demás, desde lo poco a lo todo. Sin mentiras. Porque no llevarán el uniforme a la oficina de reconstrucción pero sí llevaran el espíritu que habitaba bajo la guerrera, el Código de Honor de un militar español.
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