Juan Manuel Marqués Perales

Preliminares COAC
Orden de actuación

Génova, necesitamos un fontanero

Crónicas levantiscas

26 de enero 2025 - 03:06

Génova necesita un fontanero, pero no de esos habilidosos hombres que engrasan las maquinarias de los partidos, cortan cabezas al amanecer sin derramar una gota de sangre y maquinan artificios electorales, no de ese tipo de gente que Richard Nixon envió al edificio Watergate a robarle los datos a los demócratas. No, no es eso, lo que urge en la sede nacional del PP es un fontanero de la casta que reivindicase Susana Díaz en su día, un fontanero de verdad que revise las tuberías del edificio porque, sin lugar a dudas, al agua de Génova le están echando algo, una sustancia de composición similar a la que corría por la red urbana de Barcelona en octubre de 2017 cuando los catalanes se creyeron que un tipo como Puigdemont les iba a llevar a la independencia.

Miguel Tellado, antiguo periodista y universitario afín al Bloque Nacionalista Gallego, es un endemismo gallego, serviría como fontanero para destrozar la credibilidad de Emilio Pérez Touriño, el presidente socialista de la Xunta que precedió a Feijóo, pero no va a llevar a su jefe a Moncloa, sino todo lo contrario: aún es posible que colabore a que Pedro Sánchez rearme una mayoría contra el eje PP-Vox-Junts.

El actual portavoz del PP ha justificado la derogación del decreto ómnibus bajo el insignificante argumento de que en su interior llevaba aparejada la entrega al PNV de un palacete en París, el número 11 de la avenida Marceau. No contento con su razonamiento –Miguel, las pensiones, Miguel–, Tellado llamó “miserable” y “asqueroso”, además de “aprovechategui”, al PNV, que ha sido siempre uno de los socios potenciales del PP.

El insulto no sólo enfada al partido de Aitor, sino al conjunto del País Vasco, algo así como cuando Santiago Abascal pronosticó en plena campaña de las pasadas elecciones generales que la situación iría a peor en Cataluña porque, si mejoraba, significaría que el previsible Gobierno de coalición del PP con Vox estaría cediendo a las presiones independentistas.

El palacete parisino fue sede en alquiler del Gobierno vasco en 1936, aunque adquirido por el PNV mediante una cuestación entre sus militantes, en la que destacó un afiliado de México, e incautado por la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial. Fue rescatado por combatientes vascos que entraron en París con la División Leclerc en 1944, volvió a ser sede del Gobierno vasco en el exilio, pero Francia se lo entregó a España por presiones de un Franco que ya se había situado en el bando occidental. Tan es así que fue Rajoy quien inició la devolución. Tellado es un regalo para el PSOE, un amigo de Junts, un golpeador del PNV, un endemismo gallego.

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