El giro alemán

La colmena

26 de febrero 2025 - 03:03

Ha sido la crónica de un batacazo anunciado. Ni Alemania es ya el motor económico de Europa (por muy difícil que sea digerir que China te adelante por la izquierda en una industria como la del automóvil) ni sus gobiernos de concentración resisten como cortafuegos para frenar el populismo (en los dos polos del arco político) y, sobre todo, ante el exponencial auge de la extrema derecha.

Alemania se prepara para tener un nuevo canciller de la CDU, Friedrich Merz, pero con una frágil fórmula de alianzas que nada tiene que ver con la robustez de los gobiernos de moderación de hace unas décadas. Del icónico Helmut Kohl a la imprevisible Angela Merkel. Ahora, en la Europa que quiere hacer frente al tsunami trumpista, toca defender el “cordón sanitario” en defensa de los valores democráticos (los conservadores de CDU/CSU con el SPD y los Verdes) aun siendo conscientes de que el resultado histórico que ha logrado Alternativa para Alemania (AfD) tendrá un precio.

Por un lado está la contundencia de los datos: las elecciones han movilizado a más del 82% del censo, la participación más alta desde la reunificación del país, y, nos gusten más o menos, los resultados no son ambiguos. Los democristianos de la CDU han ganado por la mínima en un escenario insólito: el actual canciller Olaf Scholz se estrella con los peores resultados desde la Segunda Guerra Mundial para la SPD, los liberales salen del Bundestag y, como contrapunto, emerge la AfD como segunda fuerza y primera en la oposición. Ya no hablamos de unos resultados parciales en estados pequeños como ocurrió en otoño en Baviera y Turingia, sino de un golpe de timón en la economía tractora de los 27.

No hay economía al margen de la política. Recordábamos este lunes al premio Nobel Paul Samuelson en un encuentro privado con el presidente de Renta 4 Banco como antesala a una de esas conferencias de análisis que te ayudan, no a ordenar el caos, pero sí a entenderlo: “Entrando en lo inesperado”. Y, pese a todo, lo más relevante de su disertación fue el “moderado optimismo” con que Juan Carlos Ureta fue capaz de diseccionar el momento en que nos encontramos (crisis de aranceles incluida).

La inquietud, frente a un paradigma convulso de cambios disruptivos, es cómo gestionar esos vasos comunicantes entre la economía y la política cuando lo que cala es el desgaste populista de lo “viejo” y son los extremos quienes canalizan el descontento. De todo esto, también, va el giro alemán.

stats