Enrique García-Máiquez

Hay que insultar mejor

Su propio afán

19 de octubre 2024 - 03:05

En la Universidad de Navarra invitaron a Marlaska a hablar de terrorismo. Todo fue como la seda, salvo a la salida, cuando un pequeño grupo de estudiantes increpó al Sr. Ministro. Los insultos son lo inasumible. Hacían referencia a su reconocida tendencia sexual, que no venía a cuento. Su madre, a la que también se mentó, seguro que es una santa. Esos insultos prêt-à-porter, tópicos, tontos, no han lugar. Y menos en una universidad. Y más cuando hay tantos temas con auténtico fundamento que gritarle a este ministro de este gobierno.

Aunque ojo. Es lógica la tensión y la diversidad de opiniones. Vale que la Universidad de Navarra, tan castigada por la ETA (la que más), invite al ministro del Interior del Gobierno que ha pactado con Bildu (tan enemigo de la Universidad y que ha beneficiado cuanto ha podido a los presos etarras. Pero que haya resistencia entre alumnos y supongo que entre profesores es lo mínimo que se podía esperar.

Y más en una institución como el Opus Dei, que tiene un rasgo absolutamente antimoderno. En el Opus Dei se permite y hasta se alienta todo tipo de pluralidad, específicamente la ideológica. Yo, sin ir más lejos, no habría invitado a Marlaska. Hoy lo normal de los partidos y de las empresas es que rija una rígida uniformidad, donde el que se mueva no sale en la foto. En la Obra, es otra película.

Si cualquier universidad ya debe ser un hervidero de ideas fuertes y de discusiones vivas, como la de París, la de Oxford, la de Salamanca, la de Alcalá… desde sus inicios hasta nuestros días, todavía más ha de serlo una universidad que pertenece al Opus Dei y que participa de su espíritu. Y está muy bien que los jóvenes, de los que se suele criticar su pasotismo, se abalancen a la pasión política y a la rebelión cívica.

Entiendo que las autoridades académicas están abochornadas, ojalá más por la ínfima calidad intelectual de los insultos que por la natural repulsa estudiantil, aunque a ningún anfitrión le gusta que en su casa no traten de lujo a su invitado. Sin embargo, me gustaría que las sanciones a esos estudiantes no sean más rigurosas que las que la Universidad de Barcelona impusiese a los que insultaron a Cayetana Álvarez de Toledo, o las que la UPV a los que acosaron a un profesor de Derecho del Trabajo o las que la Universidad Complutense a los que escracharon a Ayuso o las que la Universidad de Granada a los que reventaron un acto de Vox, etc.

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