Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Me regala la diputada por Cádiz el libro editado por el Congreso, donde funge(signifique esto lo que signifique ) como vicepresidenta, Momentos estelares del parlamento a lo largo de la historia, con colaboraciones de profesores que cuentan debate e incluso películas tipo Caballero sin espada. Fui a ver la parte correspondiente a las Cortes de Cádiz pero me pareció aburrida. De ahí me fui a la Convención de Filadelfia, que redacta la más antigua constitución en vigor, la de los EEUU, que empieza por la famosa frase “We the people of the United States of America”, ejemplo de que la soberanía nacional reside en el pueblo que la delega en sus representantes. En aquellos debates Benjamin Franklin propuso que ningún gobernante pudiera cobrar por ejercer su cargo. Si viese las decenas de miles de personas que solo en España viven de la política hoy, desde los llevadores de maletas a los concejalitos de pueblo, se llevaría las manos a la cabeza . Al estudiar el reglamento de la reunión Hamilton quiso que todos los representantes prestaran la debita atención, así que propuso que no pudieran leer ningún libro, papel impreso o manuscrito. Si alguien hoy se toma la molestia de ver un debate en el Ayuntamiento de Cádiz, el Congreso o cualquier otro parlamento, verá a los diputados con los móviles o, como Celia Villalobos, jugando a los marcianitos, mientras espera que el portavoz diga qué hay que votar. En la Cámara de los Comunes del Reino Unido estuvo prohibido que entraran la BBC porque pensaban que los diputados tenían que hablarle a la Cámara, no a las cámaras, ya es asunto perdido, ahora se habla pensando en la televisión o, lo que es peor, en las redes sociales. Hacen falta mensajes cortos y contundentes que quepan en un informativo o vuelen a Tik Tok. Para qué hablar de aquellos concejales o diputados que no saben hablar, lo más que llegan es a leer, más mal que bien, unos folios que le ha preparado el asesor de turno. La diputada Gil de Reboleño tuvo una intervención muy divertida desde la tribuna del Congreso donde imitó a un romancero de Cádiz, ha quedado para la posteridad, no podrá repetirlo para no ser cansina, pero fue gracioso. Pocos concejales que yo recuerde con buena oratoria: Moncho Pérez y Carlos Rosado de la primera corporación, Juanma Pérez intervenía sin leer un solo papel. El jueves David de la Cruz tuvo una buena intervención cuando se debatió el cambio de nombre al estadio. Cuando alguien tiene las ideas claras no necesita ni quitapelusas que le escriban, para qué hablar de aquella diputada provincial del PP que llevaba escrita hasta la réplica, en justa recompensa ahora ha ascendido en el organigrama de la Junta.
También te puede interesar
Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El microscopio
Un lío de nombres
Su propio afán
Ninguna burla
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nuestro maravilloso Elon