Hoy, Miércoles de Ceniza

Paisaje urbano

05 de marzo 2025 - 03:04

En otro tiempo, hoy, Miércoles de Ceniza, hubiésemos corrido a primera hora a buscar la sección de cofradías del periódico, notablemente ampliada; luego, a la tarde, nos hubiésemos acercado a la hermandad (ay, mi hermandad…) para ver cómo toman cuerpo esas imágenes como deseosas de subirse a los pasos; después, posiblemente nos habríamos pasado por el Rectorado de la universidad para escuchar entre los ecos del viejo patio las primeras marchas procesionales; para acabar sintonizando ya en casa los primeros programas de radio, Cruz de Guía, El Llamador… que nunca empezaban antes de la cuaresma.

Tenía entonces la Semana Santa un sentido de la estacionalidad que le daba su sentido exacto de las cosas serias de la ciudad que, me temo, ya se ha definitivamente perdido. Hoy, como ayer, es Miércoles de Ceniza, y volveremos al rito de su imposición en la frente, pero no tenemos como antes la sensación de que eso represente el inicio de nada. Apenas hay rastro de aquella ilusión compartida por lo más esperado, de la agradable sensación del aire tibio de la tarde de marzo en la luz que parece no querer irse, del reencuentro con los libros de cofradías (Romero Murube, Sánchez del Arco, Chaves, Burgos, Colón, Robles…) que nos esperaban en la estantería del salón para ser releídos durante las tardes de cuaresma. ¿Quién va a estar nervioso por ver un paso en la calle, si hay procesiones cada quince días? ¿Quién querrá ponerse delante de la televisión para que le cuenten historias de cofradías, si las lleva escuchando el año entero? ¿Cuántos todavía guardan el rito de la cola para la papeleta en la casa hermandad, pudiéndola adquirir por internet?

Pero ante la desmesura de tanta red social y tanto culto extraordinario, sigamos el camino que nos marca la liturgia con el final del tiempo ordinario, para adentrarnos en el sentido más íntimo que sugiere la cuaresma, y llevémoslo al terreno siempre fértil de nuestras cofradías. Y así, busquemos en la hermosa soledad de las imágenes todavía alzadas en sus altares barrocos; miremos por los ojos inocentes de tantos acólitos que sueñan con llevar el cirial en la función de instituto de su hermandad; encontremos, como quien descubre un tesoro, la serena belleza antigua de los viacrucis que todavía se siguen haciendo los viernes de cuaresma en muchos conventos. Y alegrémonos, que, después de todo, hoy es Miércoles de Ceniza, y ya sólo faltan cuarenta días para el Domingo de Ramos.

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