El pinsapar
Una manta de Grazalema
Ha dicho solemnemente el director de cine francés Jacques Audiard que el español es una lengua de países pobres y de inmigrantes. Entre estas palabras y las antiguas declaraciones racistas de la protagonista, Karla Sofía Gascón, parece que la película ‘Emilia Pérez’ que él ha dirigido ha perdido casi todas sus opciones de llevarse algún Óscar. Por supuesto, además, la opinión linguístico-social de Audiard, ha concitado numerosas críticas, indignadas y ofendidas.
Yo, sin embargo no me he sentido ofendido. Será porque nací en una familia pobre y continuamos siéndolo bastante hasta bien entrada la juventud, y a lo mejor se me quedó el espíritu para siempre. Y la lengua correspondiente, por supuesto. Si por hablar español me llaman pobre o inmigrante no me siento atacado. Ser de orígenes humildes (como se dice eufemísticamente para querer significar lo mismo) nunca puede ser una deshonra, como tampoco lo es ser inmigrante, emigrante o simplemente migrante. De hecho, pocos blasones se comparan en orgullo con el de proclamarse “pobre pero honrado”. El que te llamen por tu nombre suele ser lo más conveniente, y desde esta modesta tribuna declaro pública y orgullosamente mi originaria pobreza de solemnidad. Qué belleza la de aquellos versos de José Martí: “Con los pobres de la Tierra/quiero yo mi verso echar./El aroma de la sierra/me complace más que el mar”.
Otra cosa es la intención desconocida del cineasta galo al proclamar su convicción e ignorar conscientemente a los millones de personas que viven en su propio país, y en África y América, y que tienen como lengua el francés o el inglés, esos códigos de potentados. Seguramente quería decir que algunos europeos (se ve que sólo los del Norte) hablan idiomas de ricos y los demás nos tenemos que conformar con las migajas.
Allá él, que seguramente tiene razón en general al señalar que en el reparto mundial de las riquezas materiales, y en la actualidad, el español no se identifica precisamente con pueblos o naciones sobradas de ellas.
Lo que se le puede replicar al sobrado y lenguaraz director (que, según informaciones no es capaz de hablar más que su idioma) es simplemente una frase en román paladino: “¿Y qué?”
También te puede interesar
El pinsapar
Una manta de Grazalema
Yo te digo mi verdad
Manuel Muñoz Fossati
Un idioma de pobres
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Parténope en penu mbra
Su propio afán
Triple casa, doble armario
Lo último