Las jubilaciones lisérgicas

Crónicas levantiscas

30 de enero 2025 - 03:04

La suspensión de la subida de las pensiones no podía durar mucho más, los jubilados españoles son la cohorte poblacional mejor informada, la que más lee la prensa, escucha la radio y ve la televisión sin estar del todo intoxicada por las redes sociales, sus tertulias sientan cátedra y ni el PP ni el PSOE estaban en condiciones de aprovechar el tumbado del decreto ómnibus para sacar tajada electoral. Las opiniones están muy prefijadas, sí les interesan las políticas futuras, pero no las estériles diatribas parlamentarias de la que sólo ganan los partidarios de la antipolítica.

Mucha atención a los boomers que se están incorporando ahora a la jubilación. Los jóvenes del Vietnam, de Woostock y del Tardofranquismo están saliendo de la crisálida de la vida ordenada y responsable y consumen más drogas, más sexo y más rock que la generación pánfila que pasa sus horas colgados a la pantalla del teléfono móvil.

Ocurre en Estados Unidos, en Francia, en el Reino Unido y en España. Según una reciente publicación de The Economist, el consumo de cannabis se ha disparado entre los mayores de 60 años por la llegada de esta nueva ola, que no duda en divorciarse a edades avanzadas, que usa las aplicaciones para ligar y que incluso les da por delinquir. En España, las detenciones entre mayores de 60 años han crecido un 17% en el último año y mientras en Francia los jóvenes están dejando de beber vino, los mayores no sólo le dan al Burdeos, sino al LSD. Van, de modo literal, a tumba abierta, hasta el punto de que la preocupación ha llegado a los responsables sanitarios.

Los sucesos en Barcelona de octubre, noviembre y diciembre de 2017 estuvieron organizados por muchos prejubilados que tenían formación suficiente para la agitación y la propaganda, experiencia en estas revueltas y, sobre todo, mucho tiempo.

A la vez que el fenómeno coge un impulso, hay otra generación anterior que está tratando de culpabilizar a los jubilados de fagocitar la parte mollar de la redistribución de la renta, de señalarlos como la causa de que el Estado no pueda gastar en otras políticas como las de vivienda, porque las pensiones ya no se pagan sólo con las cotizaciones sino con los impuestos. Se avecina un choque generacional porque esta cohorte intermedia, los de cuarenta años, trata de enfrentar a los jóvenes con estos carrozas lisérgicos que, además, duran como martillos en manteca.

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