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La esquina
José Aguilar
¿Qué Montero es la auténtica?
El balcón
Los actores de la política andaluza están metidos en la carrera electoral de 2026. Todos menos uno. A la izquierda del PSOE hay desunión y rencor; desorientación. María Jesús Montero ha hecho su congreso para una remontada casi imposible. Ha propuesto una quita de deuda sin resolver la insuficiencia financiera de la comunidad. Juan Manuel Moreno tiene tomada la posición, como demostró ayer en el 28-F: envuelto en la bandera y el folclore, atribuyéndose méritos propios, ajenos o antiguos, y criticando al Gobierno central. Y Vox sube en las encuestas aupada por la ola trumpista, sin necesidad de una estrategia regional.
Pero el espacio a la izquierda del PSOE está alborotado. En el ámbito nacional, Yolanda Díaz hace gestos para llamar la atención. Está preocupada, agotada; ha pasado de ser la más valorada del Gobierno a un modesto décimoquinto lugar, en una lista que encabeza Carlos Cuerpo. Sumar ha desaparecido del radar de los españoles y puntúa a la baja. Podemos añade las miserias de Monedero a las proclamas de Ione Belarra y las tertulias de Pablo Iglesias. Más País ha quedado arrasado por el affaire Errejón.
Al final, la única pista sólida en este espacio es Izquierda Unida. Hace un par de meses un grupo de cronistas políticos de la prensa madrileña invitaron a almorzar al coordinador de IU Antonio Maíllo y quedaron sorprendidos. Frente a tanto narcisismo adolescente, estaban ante un adulto. Maíllo tiene un plan y lo defiende con solvencia. El plan tiene una marca, Convocatoria por la democracia, que se traduce en “todos juntos”. Otra cosa es el escepticismo que despierta de momento en los interpelados. Nadie se atreve a decir que no, porque hay muy poca agua en la piscina. Pero tras el fracaso de los híperliderazgos, tampoco hay quien se fíe de los demás.
Andalucía puede ser protagonista de esta fórmula. Las autonómicas y generales podrían coincidir. Si no, las elecciones regionales podrían ser un ensayo que se repetiría después en toda España. El paso del tiempo y los desmanes de Trump o sus epígonos quizá amortigüen la antipatía mutua entre Yolanda Díaz e Irene Montero y alienten el cambio de ánimo en un espacio que ya está fragmentado en dos grupos en el Parlamento andaluz. Ambos, Por Andalucía [IU+Podemos+MásPaís] y Adelante Andalucía tienen magníficos oradores com o Inmaculada Nieto y José Ignacio García, pero son en total siete diputados de 109. Todo lo que pueden hacer es mejorar. Si olvidan sus querellas y se unen. Difícil.
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