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En los casi ocho años que todo hace indicar que va a durar el tránsito de Kichi por la política municipal gaditana hay una especie de diccionario político del alcalde, términos que ha venido empleando una y otra vez, casi desde que pronunciara el discurso en su investidura en junio de 2015 hasta el último pleno del pasado viernes. ¿O no ha escuchado usted nunca al alcalde mencionar las palabras gambas, Campari, deuda, autobombo o mamotreto?
Con este último término, el alcalde y su equipo han venido rechazando hasta la saciedad ese proyecto -fallido, vaya por delante- de crear un monumento por el Bicentenario de la Constitución que quedó en unas antorchas de las plazas de Sevilla y la Hispanidad bastante reducidas respecto al proyecto original y hoy en absoluto desuso sin esos mensajes que proyectaban en la parte alta.
El equipo de gobierno José María González ha puesto este monumento bilocalizado en el centro de su diana, en ese deseo de marcar distancia con la administración de Teófila Martínez. El término “mamotretos” dirigido a esas antorchas ha sido constante en estos más de siete años, criticando el gasto que el gobierno del PP destinó a su construcción.
Hasta tal punto ha llevado la crítica Adelante Cádiz (y antes Por Cádiz Sí Se Puede), que en su día llegó a anunciar la intención de eliminar los monumentos, también llamados Queco y Queca. Una decisión anunciada en 2017 y sin ejecutar por ahora que pretendía acabar con el “mayor emblema físico” de los veinte años de gobierno del PP, como afirmaba el propio gobierno municipal, que aseguraba que “estos mamotretos son la antítesis de lo que Cádiz quiere contarle al mundo”.
Estas antorchas que han plagado el discurso político de Kichi y su equipo, vinculando su construcción al despilfarro económico que supuso el coste de 605.641 euros, que llegó a considerar el gobierno de Kichi “un insulto a la ética y moral más básica”. Pero ocurre que a la vuelta de siete años y poco, esa gestión absolutamente austera, esa contención del gasto y esa política opuesta a los mamotretos choca de lleno con unas obras en las Puertas de Tierra con un único objetivo estético en las que el Ayuntamiento va a emplear la friolera de más de 800.000 euros.
Las obras recién iniciadas en la fuente situada frente al lienzo de muralla, para convertir el agua decorativa actual en un espectáculo cibernético de luces, tendrán una primera fase en la que se invertirán 267.977,13 euros. Y en licitación está ya una segunda fase cuyo presupuesto asciende a 563.868,49 euros. Todo ello para tener la misma fuente, con el mismo uso o beneficio ciudadano (decorar la entrada al casco histórico) pero con muchas más prestaciones, las que ofrecen esos 831.845,62 euros que va a invertir ahora en este elemento de las Puertas de Tierra.
Bien es cierto que el dinero de las Antorchas se podría haber destinado a otras muchas cosas, entre ellas una correcta restauración del monumento al primer centenario de la Constitución de 1812; o a cualquier otro servicio o atención que requería la ciudad en 2012. Pero no es menos cierto que la misma medida se puede aplicar, diez años después, para la millonaria mejora de la fuente de las Puertas de Tierra. Porque 800.000 euros dan para mucho; para algo más que los 600.000 euros de las antorchas, de hecho. Por ejemplo para rebajar ese canon que Aguas de Cádiz, empresa que ejecuta el proyecto, cobra a los clientes para hacer obras, o para reducir un 10% el préstamo de 10 millones de euros que va a solicitar la empresa pública. Por mucho que la fuente vaya a contar con financiación europea.
Por tanto, o después de siete años resulta que las críticas a los monumentos del Bicentenario han venido siendo desproporcionadas, o el gobierno de Kichi se ha desviado tanto del camino que ya ejecuta mamotretos en las mismas Puertas de Tierra.
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