Paisaje urbano
Una celebración sospechosa
Todos los años, por estas fechas, tenemos la misma polémica por la pérdida de habitantes en Cádiz. A final de 2024, el gaditano y la gaditana no están todavía en peligro de extinción, pero se han encendido las luces de alarma. Porque si Cádiz baja de los 100.000 habitantes eso le costaría a las arcas municipales 40 millones de euros menos en las ayudas del Estado. Y, si dejan de ingresar esos 40 millones, sólo quedan dos opciones: o los pagan los gaditanos y las gaditanas, fritos con impuestos; o se reducirían las prestaciones municipales, con el consiguiente deterioro de los servicios.
Siempre que llega un alcalde o alcaldesa al Ayuntamiento de Cádiz dice que terminará con este problema. O, al menos, que luchará para erradicarlo. Nadie lo ha conseguido, aunque en beneficio de Bruno García se debe apuntar que este año sólo han perdido 856 personas. Y que Cádiz no es la única ciudad que pierde. Según los datos que publicó José Antonio Hidalgo en este Diario, es un problema que se empieza a generalizar también en la provincia. Es decir, que ya no pierde habitantes sólo Cádiz porque los gaditanos se van a San Fernando, a Puerto Real, a Chiclana, a El Puerto o incluso a Jerez, sino porque se van a hacer puñetas, por decirlo groseramente.
Pierden habitantes Jerez, San Fernando, El Puerto y Algeciras, entre otros municipios. Pierde habitantes hasta Sevilla, que quería llegar a los 700.000, y perdió 1.298 habitantes. Siempre nos quedará Chiclana.
Señoras y señores, la progresía que cambia nombres decía que sus padres y sus abuelos eran unos reprimidos durante el franquismo, pero en esta ciudad había muchas familias numerosas. Era la generación del baby boom, y se supone que para eso había que hacer pum-pum-catapum. Quizás no utilizaban métodos anticonceptivos, aunque en Cádiz se sabía que vendían preservativos en un kiosco de la plaza de la Catedral. Y, sobre todo, no se consideraba que el aborto fuera un derecho de la madre, sino un asesinato del feto nonato.
Si la comparamos con otras ciudades andaluzas, vemos que Almería y Cádiz estaban igualadas a principios del siglo XXI, mientras ahora la capital almeriense duplica los habitantes de Cádiz y ya supera los 200.000. En Almería, construyeron pisos y urbanizaciones a mansalva, la ciudad se expandió, y han acudido muchos inmigrantes, que van a donde se crea empleo. Cádiz tiene el problema del suelo, que frenó su crecimiento. Y se ha convertido en una ciudad para jubilados. Sin viviendas ni empleo y sin bebés es utópico ganar habitantes.
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