Melania, la pobre

Ddurante el primer mandato de Donald Trump en Estados Unidos, la imagen de su esposa, esa guapa y callada mujer que siempre aparecía unos pasos por detrás del mandatario, se popularizó como la de una paciente sufridora, que tenía que aguantar a un machista y misógino marido, mucho mayor que ella, para completar el cliché. Las redes se llenaron de un #FreeMelania que hoy, con la información disponible, nos debería parecer algo ridículo.

Todo en ella, desde sus escasas intervenciones públicas o las reticencias de su entorno a dar detalles sobre su vida, hasta sus ojos tapados por un estiloso sombrero en la toma de posesión del pasado lunes, parecen ocultar a la persona que comparte el ala este de la Casa Blanca con el hombre más poderoso del mundo… O quien pretende volver a serlo. Con los años y la aparición de detalles sobre su vida en biografías como la de Mary Jordan, periodista del Washington Post, se ha conocido que quizás esta joven se parece más a la fría y calculadora Claire de House of Cards que a la pobre, relegada y sufridora esposa que ha aguantado las ofensas de las infidelidades más sórdidas. Melania Trump es ante todo una millonaria cuyo patrimonio no deja de crecer y su imagen cotiza al alza. Su principal negocio es el matrimonio, que ha sabido separar de forma muy conveniente del amor, el orgullo o el despecho.

Entonces me pregunto, ¿necesitamos una Melania en el Gobierno de España (o de Europa) para que el futuro, marcado por el dominio mundial de personajes como Trump, nos sea propicio? No es que este país necesite diplomacia, entendida como servilismo puro y duro a Estados Unidos. Requerimos frialdad, fortaleza y discreción, cualidades que parece tener la primera dama. Cuando el mundo creía que ella se resistía a trasladarse a Washington para con su marido por sus constantes infidelidades, en realidad estaba poniéndolo contra las cuerdas ante la opinión pública para renegociar un acuerdo matrimonial más generoso con ella y su hijo, un joven que también es millonario y tiene el futuro asegurado, gracias en gran parte a la pericia de su madre para moverse con inteligencia y saber influir en la mente y el temperamento de un poderoso anciano que lo mismo te sonríe que te fríe a aranceles o amenaza con anexionarse la provincia de Cádiz como lugar estratégico para el flujo marítimo.