La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
La ciudad y los días
Buscan volver a traer a ETA al centro de debate trece años después de que la banda haya dejado de matar” dijo Lander Martínez (Sumar) en el debate sobre la proposición del PP de reforma de la ley electoral –que solo contó con el apoyo de UPN y Vox– para impedir que los condenados por terrorismo puedan figurar en las listas que concurran a cualquier proceso electoral hasta que manifiesten su arrepentimiento por los actos terroristas, pidan perdón a las víctimas y colaboren con la Justicia para el esclarecimiento de los muchos crímenes etarras aún sin resolver. En el mismo sentido que Lander Martínez se expresaron Mertxe Aizpurúa (Bildu) y Rafaela Romero (PSOE), acusando la segunda al PP de “sacar al fantasma de ETA” para atacar al Gobierno y exigiéndole que “dejen en paz la memoria” de las víctimas que “para ustedes solo tiene interés electoral, para insultar al otro y para deslegitimar al contrario”.
Esto lo dicen quienes hacen con la Guerra Civil y la dictadura exactamente lo mismo que acusan al PP de hacer con ETA y el terrorismo vasco. Les ofende y hasta escandaliza que se traiga a ETA “al centro del debate trece años después de que la banda haya dejado de matar” a la vez que utilizan como arma política el franquismo, que dejó de matar hace medio siglo, contra la derecha democrática, intentando mancharla con el golpe de Estado, la guerra y la dictadura en una estrategia, iniciada por Zapatero, que manipula una memoria histórica que por lo visto, cuando se trata de crímenes etarras mucho más recientes, se convierte en amnesia histórica.
Los políticos del PP nada tienen que ver con el franquismo, pero muchos de los de Bildu tienen que ver con ETA. Recordemos que en 2023 presentó en sus listas a 44 ex presos condenados por terrorismo, siete de ellos con delitos de sangre. La presión logró que estos renunciaran a sus plazas. Sin embargo, tanto PSOE como Sumar, Bildu o ERC denuncian la propuesta del PP –que me parece razonable– como una limitación dictatorial de los derechos democráticos que “impide concurrir de forma libre a las elecciones” (Aizpurúa) y “una restricción arbitraria de los derechos políticos que no responde a criterios objetivos y sienta un precedente peligroso” (Lander). Yo estoy más con el diputado de UPN Alberto Catalán cuando dijo que en democracia “no cabe el blanqueamiento de los terroristas, ni tampoco de aquellos que los amparan”.
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